¿Te preocupas regularmente por ansiedad y anticipas que lo peor está por venir? Si la ansiedad te paraliza en tu día a día, es hora de actuar. La meditación es un primer paso hacia el alivio.
Uno de los factores comunes al estrés, la depresión y la ansiedad es la rumiación mental. La tendencia a revivir eventos pasados y anticipar excesivamente las situaciones por venir; preocuparse sin cesar en piloto automático. Nuestros pensamientos se vuelven repetitivos, se alimentan y nos sumergen en la negatividad crónica. Entonces se vuelve difícil salir de este piloto automático y surge la ansiedad, o más bien: nos conformamos con la ansiedad.
La meditación nos permite abandonar estos círculos viciosos de rumiación y salir de la trampa de la intelectualización, que sólo nos sumerge de nuevo en la vorágine del juicio. Sobre la base de la experiencia del momento presente, de la observación de uno mismo, del entorno inmediato y del sentimiento en el cuerpo, la práctica meditativa alivia precisamente porque nos permite reenfocarnos en cuestiones de importancia. simplicidad, sin recurrir a la mente, pero sin luchar tampoco: la mente es como estas nubes que pasan, pueden ser oscuras como el fin del mundo, pero eventualmente se alejan.
Pasar por un ataque de ansiedad
Cuando la ansiedad es muy fuerte, no tenemos perspectiva, ni medios para distanciarnos. En este caso, es aconsejable fijar nuestra atención en la sensación corporal y dejar que nuestra mente se agite, proteste.
Cuando sientas el alboroto de los pensamientos y las emociones en aumento, pregúntate: “¿Cómo me siento ahora mismo?” Tener curiosidad sobre este tumulto es dar un paso atrás para convertirte en un simple espectador de la dificultad que te está atravesando momentáneamente.
Concéntrate en tu respiración
Vuelve a centrarte en tus “pensamientos-emociones-sensaciones corporales“. La atención plena te permite familiarizarte con la naturaleza de tu dolor. En tiempos difíciles, necesitas saber que el núcleo de tu ser es estable, que es capaz de sobrevivir a la situación.
Darte cuenta de esta realidad: pasar por tiempos difíciles es parte de la existencia. El dolor emocional no es necesariamente un enemigo. Es un ingrediente de la vida. Sufrimos porque no aceptamos las cosas como son. Somos los testigos de nuestra vida, ¡ya no somos mártires!
- Intenta ver la situación de la manera más objetiva posible. A veces puedes hacer algo, a veces no. Elegir no hacer nada es en sí mismo una acción deliberada. Estás actuando en el presente, y hacerlo puede cambiar el problema. Esta estrategia puede ayudarte a actuar de manera efectiva.
- 2. Centra tu atención en la fuente de tu sufrimiento: ¿es culpa, miedo, frustración, la sensación de perder algo? ¿Es un capricho, una anticipación, una creencia?
- Distinguir la causa de los efectos. Pregúntate: “¿Cuál es el problema?” “¿Cuál es el efecto en mí?”
Prevenir un atracón o compulsión de comer
La comida se puede convertir en una respuesta alimentaria a un problema que no es la comida. Esto es lo que puedes hacer en una crisis.
=> Pregúntate: “¿Cómo me siento ahora mismo?”
=> Identifica tensiones corporales
=> Pregúntate sobre la necesidad o el deseo de comer
=> Tu necesidad de consuelo es legítima, pero no te gusta la forma en que te vas a consolar y luego te sientes culpable. ¿No hay otra forma de hacerte bien? ¿Tomar un baño ? ¿Darte un masaje? ¿Ir a la peluquería? ¿Llamar a un amigo?
=> Si lo que realmente te tienta es la comida, pregúntate sobre el origen de la comida: ¿quién la cultivó, la transportó, la transformó?
=> Con cada bocado, prueba la comida usando tus cinco sentidos antes de llevártela a la boca
=> Siempre descansa el tenedor y mastica la comida durante mucho tiempo, si es posible contando hasta 20.
=> Antes de tomar el siguiente bocado, pregúntate si necesitas o deseas continuar. Observa tu cuerpo: ¿estás todavía tenso/a?
=> Cuando estás en compañía, con amigos, en un aperitivo, una noche, acepta aburrirte. No te llenes para matar el aburrimiento: obsérvalo, atento/a.
Hacer frente a una situación dolorosa en unos minutos
Este ejercicio se debe usar cuando te enfrentas a una situación incómoda
Pregúntate: “¿Cómo me siento ahora mismo?” »Toma conciencia de tus pensamientos-emociones-sensaciones corporales.
Redirige tu atención a tu respiración y a tus sensaciones. ¡Deja que estén ahí! Permanece en el momento, como si fueras testigo de lo que está sucediendo en tu cuerpo, como si tuvieras una visión general perfecta.
Dite a tí mismo: “Estoy bien. Sea lo que sea, está bien. ”
Debido a lo insólito de esta situación de alarma, en PSITAM hemos diseñado un programa de prevención de salud mental para ayudar a las personas en el momento de retorno a la normalidad (prevención ansiedad, estrés post traumático, depresión, y otras afecciones dañinas para la salud).
Puedes consultar una breve presentación aquí: Programa resiliencia
Autora: Lucia Rodríguez Brines
Apasionada e investigadora de la mente humana. Respeto el sufrimiento humano y procuro ayudar a disminuirlo. Convencida, como psicóloga y como meditadora, de que existe un proceso de evolución de la psique del ser humano. Cómplice del desarrollo de conciencia y valores humanos.
Si estás interesad@ en conocer nuestros servicios para empresa, puedes escribirme a info@psitam.com y estaré encantada de ofrecer soluciones a vuestro caso.
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