Confinamiento: ¿momento para replantearnos la dirección de nuestra vida?

Desde el 14 de marzo de 2020, hemos sido confinados debido a una crisis de salud por el Covid-19. La vida se ha detenido. Cualquier salida fuera del hogar está estrictamente regulada y limitada a situaciones urgentes y absolutamente necesarias. El trabajo, que ocupa un lugar destacado en nuestra vida cotidiana, se transforma brutalmente: entre el desempleo parcial y el teletrabajo, el confinamiento nos invita a cuestionar nuestro trabajo y, en general, nuestra vida profesional. ¿Qué pasa si es hora de pensar en lo que realmente queremos hacer?

Hace dos semanas, la vida diaria de muchos de nosotros era como correr todo el tiempo. Demasiado atrapados por el ritmo agitado de nuestros días. No teníamos, o más bien, no nos tomábamos el tiempo para hacernos buenas preguntas y pensar en lo que es importante para nuestro desarrollo personal y profesional. Nuestra vida giraba en modo piloto automático.

Para muchos, el trabajo rima con cansancio, aburrimiento,, presión o desequilibrio en la propia vida. Algunos trabajadores infelices se escudan tras una gruesa capa de autoengaño, argumentándose que: “No soy tan malo en este trabajo” . Todo justificado por un salario mensual un poco cómodo, que perpetúa nuestra inmovilidad.

¿Es el dinero suficiente para permanecer en un trabajo que no nos hace felices?

Sí y no. Sí, porque todos necesitamos seguridad financiera para poder alimentarnos y tener un techo sobre nuestras cabezas. No, porque podemos cambiar de trabajo, ya que sea el que sea contará con un salario (éste es el fundamento de una relación laboral: la disponibilidad de tiempo y habilidades a cambio de una compensación financiera).

¿Y qué hay de nuestras otras necesidades? Nuestra necesidad de autoestima realizando una labor, ¿acaso no es necesario realizarnos plenamente en nuestra vida profesional? pues sí, también es importante para nuestro desarrollo y felicidad. Desafortunadamente, lo estamos abandonando a favor de una necesidad de seguridad financiera que siempre podemos satisfacer en otros lugares.

Una necesidad de seguridad socavada con el confinamiento

El confinamiento lo cambia todo. Desde la llegada del virus Covid-19, ha habido un estado de preocupación y peligro. Quedarse en casa para salvar vidas y salvar la propia es simbólico. Pensamos que las pandemias sólo afectaban a otros países, pero nos equivocamos.

Pensamos que estábamos seguros al quedarnos en un trabajo confortablemente incómodo, pero nos equivocamos. La crisis de salud nos sumerge en el desempleo parcial. Para los demás, los que teletrabajan, también es la preocupación del mañana. “¿Qué consecuencias tendrá esta crisis en mi trabajo? ¿Me despedirán por razones económicas?”

Desde el punto de vista de la salud, éste es el golpe final. La propagación del virus Covid-19, su peligrosidad, a lo que se agrega un clima de miedo creado por los medios que siguen dándole al tema de repente nos llevan a centrarnos en lo que habíamos olvidado: vivir. Es como si lo que vivimos fuese el escenario de un desastre de película de Hollywood. La evaluación es necesaria para algunos: “¿Qué he logrado hasta ahora? ¿Es ésta la vida que querría tener?”

Nos habíamos olvidado de algo: vivir

Una invitación a reenfocarse en uno/a mismo/a y pensar en tu futuro

La crisis sin precedentes por la que estamos pasando nos invita a reenfocarnos en nosotros mismos y a preguntarnos sobre el significado de nuestro trabajo. El tiempo, un recurso tras el cual corremos, se pone delante nuestro y nos dice, mirándonos directamente a los ojos: mírame, estoy aquí ahora. Sugiere que veamos este confinamiento como un regalo para redescubrir quiénes somos, lo cual es importante para nosotros, simplemente hacer un balance y pensar en nuestro futuro. ¿Cuáles son mis aspiraciones? ¿Qué me gusta hacer, cuáles son mis talentos? ¿Qué quiero dar a los demás?

El respeto que se otorga al personal de enfermería lleva a algunas personas a cuestionar la utilidad de sus trabajos. ¿Llenar hojas de cálculo todo el día? ¿Haciendo contabilidad cuando nunca me gustaron los números porque crecí con el modelo de éxito “educación superior + trabajo en contabilidad = vida exitosa”? ¿Pero soy feliz? ¿Es esta la definición que tengo de éxito?

Llevado al extremo, nos damos cuenta de que la vida puede (literalmente) cambiar de la noche a la mañana. Como las personas que se han acercado a la muerte o que han experimentado un evento emocionalmente perturbador. Nos decimos a nosotros mismos que ésta es una segunda oportunidad y que no queremos arrepentirnos en los albores de nuestros 70 años de que no nos atrevimos a correr más riesgos para lograr nuestros sueños y que porqué no creímos más en nosotros.

Porque en resumen, nadie lamenta no haber hecho más dinero. No se trata de saltar en caída libre sin paracaídas. Las personas razonables toman riesgos medidos.

Cuando tienes que volver a trabajar

Tarde o temprano, el confinamiento terminará y tendrás que volver a trabajar. Un regreso al trabajo que puede significar encontrar colegas que no quieres ver, tareas que consideras insignificantes, estrés excesivo, una cultura de presentismo ilógico, hipocresía y objetivos que no te motivan. Y esperar las próximas vacaciones …

Tenemos dos formas de afrontar esta crisis:

1- No hagas nada y espera a los acontecimientos pasivamente

2- Actúa y aprovecha este período para adelantarte a tu futuro, tómate el tiempo para pensar en lo que realmente quieres hacer y la persona que realmente quieres ser. El trabajo puedes hacerlo solo o con ayuda externa: un profesional, para realizar una evaluación personal y profesional: qué hacer y tomar medidas. Puedes consultarnos a Psitam por estas sesiones de coaching.

Si has estado pensando en cambiar de trabajo durante varios meses, puede ser la oportunidad y coyuntura que necesitas.

Autora: Lucia Rodríguez Brines

Apasionada e investigadora de la mente humana. Respeto el sufrimiento humano y procuro ayudar a disminuirlo. Convencida, como psicóloga y como meditadora, de que.existe un proceso de evolución de la psique del ser humano. Cómplice del desarrollo de conciencia y valores humanos.

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