Al proporcionarnos nuevos conocimientos sobre el cerebro, la neurociencia puede ayudarnos a reconstruirnos después de un trauma o un problema mental, y desarrollar nuestra capacidad de resiliencia.
Descubre 6 recomendaciones para promover la resiliencia a diario.
1. El determinismo genético no existe
Ésta es la primera lección de neurociencia sobre nuestras capacidades de resiliencia: los genes no son inevitables. Incluso si eres genéticamente susceptible a una enfermedad o problema mental, como ansiedad o depresión, puedes tomar medidas para suprimir la activación de los genes involucrados. En otras palabras, es tu comportamiento el que tendrá el poder de activarlos o desactivarlos.
En la práctica
Al estructurar nuestro estilo de vida en torno a 5 pilares: ejercicio físico, aprendizaje permanente, dieta equilibrada, sueño adaptado e intercambios sociales frecuentes, podemos protegernos de ciertas tendencias depresivas o ansiosas.
2. Creamos nuevas neuronas durante toda nuestra vida
Hasta la década de 1980, la comunidad científica asumió que teníamos desde el nacimiento todas nuestras células cerebrales durante toda nuestra vida. El objetivo entonces era proteger a estos últimos para envejecer en mejores condiciones. Con el descubrimiento de la neurogénesis, ahora sabemos que es posible crear nuevas neuronas en áreas específicas del cerebro a lo largo de la vida. Entonces podemos aprovechar esta renovación neuronal para proteger nuestra salud mental, en particular asegurando la integridad de una estructura cerebral particular: el hipocampo. Esto tiene un papel muy importante en la regulación de nuestro estado de ánimo y en el control parcial del equilibrio de nuestra psique.
En la práctica
Es posible aumentar la neurogénesis haciendo actividad física regular, consumiendo menos calorías que en la dieta occidental típica y aumentando la ingesta de ácidos grasos omega-3. Lo ideal es reequilibrar tu dieta, comiendo más ligero y aprovechando alimentos ricos en omega 3 como las nueces, la lechuga de cordero o el arenque.
3. Es posible reconfigurar tu cerebro
Desarrollar la resiliencia primero implica fortalecer la salud mental. La neuroplasticidad permite a las personas aprender a sentirse tranquilas y disfrutar de la vida; es un recurso clave para la resiliencia.
En la práctica
Se pueden realizar diferentes ejercicios para salir de nuestra zona de confort y así cultivar nuestra neuroplasticidad:
– Exponernos gradualmente a lo que desencadena nuestra ansiedad, para sentirnos cómodos y relajados cuando vuelva a ocurrir una situación similar. Es el tratamiento de exposición utilizado en terapia cognitiva y conductual. Esto puede parecer contradictorio porque evitar lo que nos asusta a menudo nos parece más cómodo. Pero esta evasión no puede ser sostenible a largo plazo. Huir del objeto de nuestra preocupación es insostenible porque nos lleva a un miedo cada vez mayor.
– Aprender cosas nuevas para estimular nuevas áreas de su cerebro. La plasticidad cerebral es una de las principales fortalezas de nuestro cerebro. Por supuesto, es mucho más importante en los niños, pero a cualquier edad, nuestro cerebro puede cambiar para facilitar el aprendizaje. Ésta es una habilidad que debe cultivarse a través de la curiosidad de la mente. La mejor manera de mantener un “tono cerebral” óptimo es aprender algo, incluso algo muy simple, todos los días en todas las edades de la vida.
4. Un mejor uso de nuestra estructura cerebral mejora nuestro ánimo
Cuando imaginamos nuestros hemisferios cerebrales, a menudo pensamos en la teoría del cerebro izquierdo, la lógica, y del cerebro derecho, la de las emociones. Nuestras áreas cerebrales tienen funciones distintas, pero cooperan constantemente. Aunque los dos hemisferios exhiben asimetría funcional, la cultura popular ha extrapolado demasiado algunas de sus funciones. De hecho, deben trabajar juntos para cumplir plenamente sus funciones. El hemisferio derecho permite la percepción de una situación en su conjunto y el inicio del aprendizaje; la izquierda, por otro lado, se encarga de las tareas repetitivas y se activa una vez que se aprende la información.
En la práctica
Para resolver un problema estresante o aterrador, divídalo en una serie de problemas más pequeños. El objetivo es tener una serie de preocupaciones que sean más fáciles de afrontar. Luego, puede revisarlos uno por uno y pensar en lo que podría hacer para resolverlos. Cuanto más pueda lidiar con estos problemas “secundarios”, mejor mejorará su ánimo y más satisfactorio se sentirá de haber recuperado el control.
5. Nuestro “supercerebro” ayuda a superar la ansiedad
En la práctica
6. Dejar los malos hábitos no es tan difícil
En la práctica
Autora: Lucia Rodríguez Brines
Apasionada e investigadora de la mente humana. Respeto el sufrimiento humano y procuro ayudar a disminuirlo. Convencida, como psicóloga y como meditadora, de que existe un proceso de evolución de la psique del ser humano. Cómplice del desarrollo de conciencia y valores humanos.
Si estás interesad@ en conocer nuestros servicios de psicología y mindfulness, puedes escribirme a info@psitam.com y estaré encantada de atenderte.
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