Hay muchas habilidades y cualidades que vienen con una gran empatía. Aquí hay una lista no exhaustiva, que puedes completar a partir de tus propias experiencias.
Las virtudes de la hiperempatía
– La capacidad de sentir lo que está sucediendo “en segundo plano” mediante la captura de miles de millones de datos, muy a menudo invisibles pero sin embargo muy presentes, que influyen en las personas y en los eventos.
En el caso de Amelia, inmediatamente percibió al llegar a su cóctel que había mucha tensión y pesadez en la sala, probablemente por lo que estaba en juego en el éxito de cada uno y el miedo a no llegar. Tener acceso a esta información y ser capaz de identificar su origen, en lugar de atribuírsela a uno mismo como propia, ayudar a reaccionar en ese contexto y adaptarse si es necesario para cuidarse o alcanzar las metas propias.
– Una gran empatía, que permite convertirse en grandes mediadores. Al comprender personalmente los sentimientos de los demás, los hiperempatistas pueden explorar nuevas vías para la resolución de conflictos, ya que tienen en cuenta los intereses de los demás, lo cual es muy valioso en caso de una disputa.
– Una gran facilidad para promover ambientes armoniosos y cordiales. Muy sensibles a las atmósferas, los empáticos hipersensibles tienen el don de facilitar el buen funcionamiento de las relaciones. Por lo tanto, pueden ser excelentes facilitadores, facilitadores, mediadores y excelentes colegas y líderes humanos.
– Una gran capacidad de escucha, tan importante y preciosa en este mundo individualista donde todos pueden sentirse solos e indefensos en su rincón. Esta escucha nutre las relaciones de las personas que están dotadas con ella, otorgándoles un lugar privilegiado como confidentes y simpatizantes, sobre todo cuando se suman a esta escucha ante una ausencia de juicio, enriquecida por la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprenderla. Muchas profesiones requieren de esta gran escucha para poder ser ejercitadas de la mejor manera posible y con humanidad.
Ejercicio: “Soy una esponja emocional”
Amelia, tímida, es emprendedora y va a un cóctel para conocer a otros creadores de empresas sociales y construir su red. Llegó a y treinta e incluso tomó una copa antes de salir de casa para animarse. Al llegar allí, a pesar de toda su buena voluntad, de repente se sintió abrumada por un sentimiento de opresión. El ambiente le parece pesado y cargado. Sin inmutarse por este sentimiento y decidida a hacer interesantes encuentros, se acerca a un pequeño grupo de personas, que se disuelve al llegar. Decepcionada por este intento, Amelia se acerca a una mujer prácticamente escondida detrás de una columna. Intercambian, simpatizan y, finalmente, Amelia pasa toda la velada en su compañía, tratando de ayudarla a encontrar soluciones a su caso. El “pequeño fastidio” es que la mujer en cuestión está profundamente triste y abrumada por las preocupaciones.
Al final de la velada, Amelia deja la sensación de que se ha tragado la tristeza sin haber logrado encontrar personas que pudieran ayudarla con su proyecto, como era su objetivo. ¡Se siente como una verdadera esponja emocional!
Después de leer este testimonio y considerar las virtudes ocultas de la hiperempatía, intente imaginar cómo Amelia pudo haber hecho un mejor uso de su hiperempatía durante la noche.
Autora: Lucia Rodríguez Brines
Apasionada e investigadora de la mente humana. Respeto el sufrimiento humano y procuro ayudar a disminuirlo. Convencida, como psicóloga y como meditadora, de que existe un proceso de evolución de la psique del ser humano. Cómplice del desarrollo de conciencia y valores humanos.
Si estás interesad@ en conocer nuestros servicios de psicología y mindfulness, puedes escribirme a info@psitam.com y estaré encantada de atenderte.
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