Regreso a la escuela: padres, ¡no presionen a sus hijos!

Para la mayoría de los padres, el período de retorno a las clases es una fuente de ansiedad, una ansiedad que también trasladamos a nuestros hijos de manera inconsciente a través de la presión en la vida cotidiana; presión que podría evitarse.

¡Sin pánico!

Hacemos lo que podemos, lo mejor que podemos, y los niños también.

Tomemos un ejemplo clásico de un niño que tiene problemas para hacer amigos en la escuela. Obviamente, como padres y adultos cariñosos que somos, queremos hacer todo lo posible para ayudar a nuestro hijo a mejorar siempre, pero no sabemos lo que está pasando por su cabeza. ¿Realmente quiere encontrar amigos en esta escuela? ¿Tiene dificultad en las interacciones sociales? ¿Está tratando de llamar la atención sobre sí mismo? ¿Es víctima de acoso?

Lo cierto es que no le estamos ayudando diciéndole que este año va a tener que buscar amigos y que no puede quedarse solo durante el recreo. Lo cual debería suceder de forma natural. Si no es así, algo anda mal y el niño no es responsable de ello. Los adolescentes que se encuentran en la misma situación normalmente encontrarán algún placer en contradecir a sus queridos padres al retraerse o hacerse amigos de personas que sus padres consideran poco fiables.

El consejo:

Mantente alerta en todo momento sobre los momentos de soledad de tus hijos, pero ten cuidado de no dañar más al niño que probablemente ya esté luchando en esa situación. Si se siente abrumado, probablemente sería mejor comunicarse con la escuela para que los maestros puedan intervenir y brindarle información adicional sobre el comportamiento de su hijo. Por lo tanto, puedes recurrir, si es necesario, a los especialistas en cuestión que trabajarán con tu hijo en sus dificultades, por ejemplo, dentro de los grupos de habilidades sociales.

Cada niño/a es único/a

… Y cada uno de nosotros tiene fortalezas y debilidades.

Siempre es tentador querer comparar a tu hijo con el de los demás … Y el entorno escolar no es una excepción a la regla. Aquí tomaremos el ejemplo de un niño que llega a casa con una buena nota. ¿Alguna vez le has preguntado a tu hijo si otro estudiante obtuvo una calificación mejor que él o cuál fue el promedio de la clase? Todos tendemos a hacerlo, pero es un error. Aquí estamos perdiendo una importante oportunidad para felicitar y valorar a nuestro hijo.

No importa si el promedio de la clase fue de 8 o si María, la tercera de la clase, tuvo como de costumbre 9,75 sobre 10. El niño necesita sentir y saber que es amado por sus padres, no porque tenga éxito, sino porque es su hijo. Asimismo, no necesita ser comparado con otros niños, especialmente si lo que sale no le beneficia, y esto se aplica a todos los ámbitos.

El consejo:

¡Ten cuidado de dar siempre una retroalimentación positiva a tus hijos, independientemente de los resultados y sobre todo, independientemente de los resultados de los demás! Cuando un atleta termina el maratón alcanzando la posición 81, recibe una medalla. Aprende a elogiar a su hijo a costa de sus esfuerzos y anímalo a continuar de esta manera para que encuentre interés en estar dispuesto a trabajar bien y siempre lograr mejores resultados.

Lo principal es estar siempre en comunicación con nuestro hijo, manteniendo el papel de padre/madre. Si el niño no expresa ninguna preocupación, busca información de una manera hábil y sutil mientras mantiene su confianza. Recuerda que un niño es muy maleable y por definición también puede alimentarse de nuestros propios miedos muy rápidamente. En esto, es mejor transmitir sólo lo positivo.

Si tu hijo/a puede necesitar ayuda psicológica o psicopedagógica puedes solicitar información a nuestro centro.

Autora: Lucia Rodríguez Brines

Apasionada e investigadora de la mente humana. Respeto el sufrimiento humano y procuro ayudar a disminuirlo. Convencida, como psicóloga y como meditadora, de que existe un proceso de evolución de la psique del ser humano. Cómplice del desarrollo de conciencia y valores humanos.