Aprovecha el poder del olfato en el confinamiento

No porque estemos confinados debemos dejar que nuestros sentidos se duerman. ¡Al contrario ! Observa, prueba e incluso entrena para detectar aromas, perfumes, olores … Prestar atención a nuestros sentidos nos ayuda a habitar completamente nuestro cuerpo y, por tanto, el momento presente. ¿El ejercicio que te ofrecemos hoy? Practica el delicado arte de oler y (re) descubrir su poder sobre nuestras emociones.

Bien protegidos en nuestra cavidad nasal, los receptores olfativos nos permiten oler cada vez que respiramos. Hay que decir que estamos equipados para detectar miles de millones de olores diferentes. El olor es el único sentido que está directamente relacionado con nuestro cerebro, con el sistema límbico, para ser más precisos. Es decir, el sistema que gestiona nuestras emociones y nuestra memoria.

Sólo el olor nos permite responder simultáneamente estas tres preguntas: ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde?

Sólo el olor nos permite responder simultáneamente estas tres preguntas: ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? Por ejemplo: una tarta de manzana. Hace 25 años En la cocina de mi abuela.

Gracias al olfato, podemos influir en nuestras emociones y estimular nuestra memoria. Para el filósofo Jean-Jacques Rousseau, “el olfato es el sentido de la imaginación“. Nos equivocaríamos al privarnos de sus superpoderes.

Algunas formas de utilizar el olfato para calmarnos durante el confinamiento:

1- Coloca la ralladura de un limón en un platito o unas gotas de aceite esencial de lavanda en un trozo de algodón. Estas dos fragancias tienen propiedades calmantes y revitalizantes. Ponte cómodo/a, cierra los ojos y respira profundamente sobre el platito o el trozo de algodón y deja que tu mente se calme, que tu respiración se regularice. Sin intentar analizar, pensamientos, imágenes o recuerdos. Sólo siente el bienestar; relajación, que gradualmente te envuelve.
Repite esta experiencia cada vez que te sientas un poco tenso o ansioso.

2- Temprano por la mañana y tarde por la noche, a la hora de acostarse, abre bien la ventana, cierra los ojos y respira. Pon toda tu atención en tu nariz. Detalla los olores: intenso, sutil, agradable, desagradable, indefinible … Registra tus impresiones. Repite esta experiencia durante varios días seguidos. Ten en cuenta las diferencias en olores, impresiones y emociones. Entre mañana y noche, entre ayer y hoy.

3. – Rocía unas gotas de tu perfume habitual en una prenda de vestir. Deja pasar una o dos horas y luego respira esta prenda. ¿Qué imágenes, qué recuerdos salen a la superficie? ¿Qué calificaciones vienen a la mente para describir esta fragancia? ¿Qué facetas de tu personalidad evoca? Tómate un tiempo para registrar tus respuestas en tu diario.

4- Nada como un olor dulce y suave, una sensación de “consuelo” que envuelve y calma. Podría ser el olor a pan tostado, un pastel en el horno, una compota que hierve lentamente. Todos tienen su aroma regresivo que nos hace sentir bien en casa. Identifica el tuyo. El día que pases a hacer la receta, asegúrate de abrir todas las puertas de tu casa para, literalmente, bañarte en tu aroma favorito.

Autora: Lucia Rodríguez Brines

Apasionada e investigadora de la mente humana. Respeto el sufrimiento humano y procuro ayudar a disminuirlo. Convencida, como psicóloga y como meditadora, de que.existe un proceso de evolución de la psique del ser humano. Cómplice del desarrollo de conciencia y valores humanos.

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