Si resumiéramos todos nuestros anhelos y deseos y el objetivo último que perseguimos con nuestras actividades diarias a una única expresión, ésta sería: quiero ser feliz.

Si tanto anhelamos la felicidad, ¿por qué no siempre sé cómo vivir feliz?

En ocasiones nos decimos: “¿cómo puedo ser feliz si tengo esto…o no tengo lo otro? ¿Cómo puedo ser feliz sin pareja o con preocupaciones económicas…etc ?

El hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él mismo, ya no de los demás, ha adoptado el mejor plan para vivir feliz”. Platón  

Para Aristóteles -discípulo de Platón y pensador metafísico- la felicidad es el anhelo supremo de todo ser humano. Y el medio para alcanzar la felicidad, según este filósofo, es la virtud. Si se cultivan las virtudes más elevadas, se alcanzará la felicidad.

Aristóteles afirma que la felicidad consiste en un estilo de vida. Este estilo de vida se basa en ejercitar en todo momento lo mejor que posee cada ser humano.

Se requiere también cultivar la prudencia en la forma de pensar, actuar y hablar y poseer un buen “daimon” (buen destino o buena suerte) para alcanzar la felicidad plena.

Aristóteles participó de los cimientos filosóficos sobre los que se edificó la iglesia cristiana. De ahí que se pueda encontrar amplias similitudes entre lo que este filósofo propuso y los fundamentos de las religiones judeo-cristianas.

Sócrates sostenía que la felicidad verdadera proviene de ser conscientes de lo que cada uno ya sabe de forma innata y que sólo necesita darse cuenta de ello (mayéutica), como por ejemplo: que toda la vida transcurre en el presente y aferrarse al pasado es en vano.

“Las grandes bendiciones de la humanidad están dentro de nosotros y a nuestro alcance. El sabio se contenta con su suerte, sea cual sea, sin desear lo que no tiene” Séneca

“Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en paz, estas viviendo el presente”. Lao Tzu

Estas citas que encabezan el apartado nos revelan por sí solas el camino a seguir para alcanzar la felicidad duradera. Toda conducta mental orientada a adelantar acontecimientos que aún no han sucedido y arrastrarnos al pasado para revivir otros que ya no existen es alejarnos de la felicidad permanente.

Sólo podemos ser felices si actuamos con voluntad. Y la voluntad se ejercita a copia de permanecer presentes. Y para permanecer presentes nos ejercitamos teniendo conciencia de nuesta experiencia real del momento.

No tener pareja para algunas personas se convierte en un impedimento para la felicidad. Pero debemos desmentir ese mito. Ser feliz estando solo es muy posible. Estar solo/a puede ser positivo y extremadamente beneficioso, ya que en vez de volcar toda nuestra energía mental en una sola dirección, podemos aprovecharla para cultivar el amor en todas sus vertientes y hacia todas direcciones: fraternal, amistad, a uno mismo, a un proyecto, a una buena causa….etc.

No se necesita pareja para alcanzar la felicidad según el filósofo británico Bertrand Russell. Éste aseguraba que el amor (no sólo el romántico obviamente) nos ayuda a romper el ego y a derrotar a la vanidad que es la que nos impide ser felices.

En una investigación de la Universidad de British Columbia (Canadá) dirigida por Aaron C. Weidman y Elizabeth W. Dunn, se concluyó que existen tres tipos de felicidad cotidiana:

1. La felicidad anticipatoria: la experimentamos cuando anticipamos que vamos a comprar algo, por ejemplo

2. La felicidad momentánea: disfrutamos de algo que ocurre en el momento (como una puesta de sol)

3. La felicidad crepuscular: de la que gozamos al recordar una vivencia feliz pasada

Las conocemos bien. Son las que nos abocan a comprar y satisfacer deseos, y aunque son efectivas, nos habituamos a ellas, es efímero el placer que producen.

Quizás la llave de la felicidad permanente sea lo que algunos pensadores y grandes sabios nos han revelado: reside en sentirnos satisfechos con lo que tenemos y lo que somos aquí y ahora. Esto no significa no tener aspiraciones o autorrealizarse, sino en no ser exigentes y se agadecidos: perspectiva, inteligencia y humildad.

Para llegar a ello necesitamos salir del modo “buscar, buscar” al modo “sentir, ser”.

Superación y autorrealización

Según el filósofo Nietzsche, la felicidad surge de superar obstáculos y bloqueos que teníamos. Cuando somos conscientes de haber logrado vencer esas partes que nos tenían estancados de alguna forma aparece la felicidad.

Otros autores sugieren que la felicidad surge a partir de la autorrealización, la realización de uno mismo: conseguir nuestras metas y permitirnos expresar todo nuestro potencial. Para algunos, esta realización puede focalizarse en un deporte, otros en viajar a decenas de lugares del globo, para otros dedicarse a la docencia o al arte…etc. Lo importante es conocer cada uno qué meta u objetivo tenemos, qué nos apasiona, qué nos inspira para después dedicarnos a ello con empeño e ilusión.

Aquí os dejo un interesante estudio sobre la felicidad que no os dejará indiferentes. Es breve y ameno. Muy interesante y de fácil aplicación :)