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Estar de lleno en el presente, proyectarse hacia el futuro … Para algunos, es complicado dejar de pensar en el pasado, ya sea para recordar momentos felices o para repetir episodios dolorosos, heridas sin cicatrizar. ¿El problema ? Esta incapacidad de vivir hoy, libres del pasado, les impide desarrollar su potencial y avanzar en la vida.

¿Por qué esta tendencia a vivir en el pasado?

Hojeando los álbumes de fotos de su infancia, evocando sus recuerdos del bachillerato entre antiguos alumnos, recordando sus amores pasados, tantas formas de tomar conciencia de lo que hemos sido y en lo que nos hemos convertido. Hacer referencia al pasado le permite reposicionarse en el presente y anticipar el futuro.

Sea quien sea, feliz o infeliz, el pasado es siempre un espacio en el que nos reconocemos, una burbuja tranquilizadora. ¿El riesgo ? No poder soltarlo, y no desarrollar NUESTRO potencial.

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Rechazar tus emociones

Dejar ir el pasado significa llorarlo, un proceso emocional que se presenta en varias fases.

Primero, la negación: negarse a creer que lo que ha sido ya no será.

Luego el enfado: por no “querer” el paso del tiempo.

Luego el miedo: “¿Qué pasará ahora?

Finalmente, aceptación, que resulta en … renuncia.

Las personas que viven aferradas al pasado no pueden seguir este proceso porque rechazan sus emociones. Esta actitud a menudo se debe a la educación que se recibió de niño: es a la niña a la que se le ha prohibido enojarse o al niño al que se le ha dicho repetidamente que “un hombre no debe tener miedo”.

No todo el mundo ha tenido la oportunidad de conocer sus emociones, es decir, de recibirlas y expresarlas cuando se cruzan en su camino. Resultado: individuos “atrapados” en una emoción – ira, resentimiento … – e incapaces de superarla.

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Negarse a olvidar

A menudo, estar atrapado en su pasado es una prueba de que algunas cosas no se han resuelto, que un trauma fuerte no fue “digerido” a tiempo. Nos hace retroceder y nos impide avanzar. Si el trabajo del duelo es siempre difícil de hacer, es también porque se refiere a la noción de “finitud”, del pasado y, por extensión, a la idea de nuestra propia muerte. Pero también porque, en el caso de la desaparición de un ser querido, por ejemplo, pensamos que “llorar” equivaldría a “olvidar”, cosa que nos negamos a hacer. Inconscientemente, por tanto, nos esforzamos por hacer que este otro sobreviva manteniéndonos enfocados en él, en el pasado.

4 consejos para dejar de vivir en el pasado

Viviendo corporalmente en el presente

El carpe diem no es un pensamiento, sino una práctica: vivir el momento presente es sentirse físicamente parte de él. La práctica de deporte, caminar, ejercicios de relajación, dominar la respiración, despertar los sentidos … Todas estas actividades te permiten recuperar tu cuerpo y tomar plena conciencia de su existencia en el aquí y ahora.

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La creación artística es también una forma eficaz de recuperar la confianza en uno mismo: nos hace descubrir que podemos producir novedades.

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Enumere sus miedos

Es imposible prever y protegerse de todos los riesgos que uno corre al hacer planes. Pero enumerar sus miedos, incluso los más triviales, le permite tener una visión más clara y menos agonizante del futuro. Ya no lo consideramos a raíz de la emoción sino de la razón.

Libérate del pasado

La nostalgia depende de una tendencia natural a idealizar el pasado. Se magnifica el lugar, el ambiente, las sensaciones asociadas al recuerdo. Volver a visitar los lugares que nos acechan puede liberarnos de la imagen idílica que hemos conservado de este recuerdo. En algunos casos, también será una oportunidad para ajustar cuentas con otros elementos de este pasado y comenzar de nuevo sobre una base sólida.

Consejos para familiares y amigos

Ante una persona que está constantemente repitiendo sus recuerdos, existe la tendencia a prestarle una atención excesiva y dejarse llevar por el pasado, o bien a interrumpirla bruscamente. La actitud justa se sitúa sin duda en la encrucijada de estos dos extremos: hay que saber dar tiempo al otro para que pueda referirse al pasado y orientarse allí, pero también limitarlo para que no se atasque. en sus recuerdos.

Unos pocos minutos de evocación del pasado suelen ser suficientes para tranquilizar al otro. Luego, comenzar un nuevo tema de discusión en el que se sienta involucrado puede alentarlo a regresar al presente.

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Autora: Lucia Rodríguez Brines

Apasionada e investigadora de la mente humana. Respeto el sufrimiento humano y procuro ayudar a disminuirlo. Convencida, como psicóloga y como meditadora, de que existe un proceso de evolución de la psique del ser humano. Cómplice del desarrollo de conciencia y valores humanos.

 

 

 

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