Al querer controlar todo lo que nos rodea, desperdiciamos nuestra energía y perdemos la serenidad.
Antes de afirmar “soltar”, ¿todavía necesitamos saber lo que estamos “sosteniendo”?
El pasado, el futuro, los otros lugares existen sólo como pensamientos que surgen aquí y ahora.
Entonces, la práctica más simple y efectiva de soltar es practicar permanecer uno aquí y ahora.
Esta práctica de ninguna manera excluye la capacidad de prever y organizarnos, ni nos libera de nuestras responsabilidades. La actitud de apertura incondicional en este momento de ninguna manera conduce a rendirse, a tolerar lo intolerable. Dejar ir, inmediatamente, es totalmente compatible con la acción a largo plazo. Dejar ir no se trata de resignarte, sino de ser consciente de tus límites. Camino por la calle, un anciano es atropellado ante mis ojos. El hecho de que esté practicando el dejar ir aquí y ahora no me lleva a abstenerme de ayudarlo. Por el contrario, al evitarme pensamientos parasitarios o rumiación, este posicionamiento interno me permite actuar más rápido, en la medida exacta de mis posibilidades.
Así que guardo toda mi energía para actuar, en lugar de desperdiciarla. Al ceder el control del futuro, a menudo obtengo mejores resultados aquí y ahora. En verdad, nuestro único poder, nuestra única responsabilidad real, se ejerce en el momento presente, que, por supuesto, prepara los momentos futuros pero sin que podamos obtener garantías sobre el futuro, incluido el segundo siguiente. “La vida es lo que te pasa mientras estás en otros planes”, dijo John Lennon. Dejar ir también significa dejar de afrontar la vida con una mentalidad de “todo riesgo asegurado”. Cualquiera que sea la pretensión del ego de controlar el futuro, la vida no ofrece garantías.
¿El soltar alivia mucho peso?
Nos libera del complejo Atlas llevando el mundo sobre sus hombros. Hace coincidir el desapego más profundo con el sentido más genuino de responsabilidad por uno mismo y por los demás. También es la base de la verdadera confianza en uno mismo. Mientras crea que estoy separado y me atribuyo poder sobre lo que es, sólo puedo sobreestimarme o subestimarme. En el momento en que el ego se coloca en su lugar, se reconoce exactamente lo que es, con sus fortalezas y debilidades, sus límites naturales plenamente aceptados.
Toda la sabiduría práctica de dejar ir se sintetiza sin duda en la magnífica oración:
“Dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que puedo cambiar y la sabiduría para ver la diferencia”.
Técnicas para dejar ir
Soltar un resentimiento, un miedo, una emoción negativa, a menudo equivale a apartar la mirada de la dificultad … sin huir de ella. Algunas formas de lograrlo:
=> Concéntrate en tu respiración cuando reaparezca la obsesión por el problema: imagina que con cada exhalación alejas la ira, la tristeza, los sentimientos negativos; y que con cada respiración inhalamos confianza, alegría, gratitud.
=> En relajación, visualiza horizontes, paisajes abiertos. Verse liberado del problema.
=> Crear ritos para separarnos simbólicamente de lo que nos duele: escribir una carta de resentimiento y luego tirarla al fuego, organizar cuidadosamente una “ceremonia de divorcio”, declarar en voz alta, frente a un séquito elegido, tu voluntad de liberarte emociones negativas …
Autora: Lucia Rodríguez Brines
Apasionada e investigadora de la mente humana. Respeto el sufrimiento humano y procuro ayudar a disminuirlo. Convencida, como psicóloga y como meditadora, de que existe un proceso de evolución de la psique del ser humano. Cómplice del desarrollo de conciencia y valores humanos.
Si estás interesad@ en conocer nuestros servicios de psicología y mindfulness, puedes escribirme a info@psitam.com y estaré encantada de atenderte.
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