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CÓMO GESTIONAR LA ENVIDIA

  • La envidia surge de la creencia errónea de que el amor y la felicidad son limitados. Si alguien tiene felicidad, posesiones o cosas que yo deseo me surge el miedo porque siento que me está arrebatando a mi la posibilidad de tenerlo, porque creo de forma inconsciente que hay unas arcas limitadas de felicidad y buena suerte. Lo mismo sucede con los celos infantiles: mi mamá me quería antes un 100% y ahora me quiere un 50% porque reparte su amor con mi nuevo hermanito. LA CREENCIA ES ERRÓNEA. El amor, como la felicidad, no tiene límite. La madre quiere a su hijo un 100%.y a su otro hijo otro 100%.
  • ¿Cómo podemos ABORDAR LA ENVIDIA?

    • LA FELICIDAD ES ILIMITADA. Si mi amigo, enemigo o desconocido es feliz no me está robando mis posibilidades, porque las posibilidades son ilimitadas para todos. No hay un número limitado de felicidad. Por tanto, puedo también yo gozar de la misma cantidad de felicidad que esa persona. En el caso del amor sucede lo mismo. El amor no es una cantidad limitada en el corazón de los demás. Se puede amar con la misma intensidad y la misma cantidad a muchos seres queridos. No debo temer que si aparece una persona nueva en el ámbito sentimental de un ser querido, vaya a restarme a mi amor para dárselo a esa otra persona. Las personas tenemos la capacidad de sumar amistades, seres queridos….y todos pueden ocupar un espacio ilimitado en tu corazón.
    • Otro recurso que nos puede ayudar consiste en pensar… ¿en qué me beneficiaría que esta persona no fuera feliz? De esta forma obtenemos una visión clara de la falta de utilidad del sentimiento de envidia y además surge una compasión bondadosa en nuestrsa mente. Es una estrategia de racionalizar que repercute en una emoción más saludable.

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  • LAS RELACIONES DIFÍCILES.

CHOGYAM TRUNGPA (autor del Bestseller Más allá del materialismo espiritual) habló del verdadero corazón de la tristeza, refiriéndose a que cuando las relaciones se complican es porque nos han herido en lo más profundo. Quizás en la superficie expresamos odio, resentimiento, venganza, desprecio hacia esa persona que nos ha herido, pero en el fondo lo que late de verdad es TRISTEZA, MIEDO, SOLEDAD, ABANDONO. Lo cual nos conecta con ese deseo primario de ser querido por los demás.

Por esta razón, surge la envidia en muchas ocasiones. Normalmente tendemos a actuar con los mismos patrones afectivos de la infancia. Así pues, la envidia responde a una necesidad no cubierta en la infancia. Conectar con esos sentimientos, que son el verdadero motivo de la envidia, nos permite regular de forma sublime y madura ese sentimiento, y además superarlo en el momento y romper el patrón afectivo disfuncional, dejando de arrastrar así carencias de la infancia

Si te has sentido inspirado con estas ideas y te interesa profundizar en esta práctica, puedes solicitar información sobre cursos de regulación de las emociones, mindfulness, autoestima, etc.

 

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