Las vacaciones esperadas de verano abren paso tras su finalización a sentimientos y estados de ánimo conocidos como “síndrome post vacacional”. ¿Cómo debemos prepararnos para la llegada de este síndrome? ¿Cómo prevenir y tratarlo para transitarlo mejor?
En primer lugar, se recomienda reanudar o comenzar una rutina deportiva. El ejercicio físico activa las ya conocidas hormonas y neurotransmisores vinculados a la felicidad y el buen humor: endorfinas, serotonina… Éstos son una droga natural que nos permite regresar a la rutina de una forma que notemos menos la ausencia de tiempo libre.
Por otro lado, nos puede ayudar aumentar las horas de sueño. Si eres una persona que recorta horas de dormir en pos del trabajo y las obligaciones, durante este tránsito no continúes con ese hábito. Por el contrario, permítete incorporar más horas de sueño o momentos de descanso a lo largo de la jornada.
En un artículo anterior comentaba algunas otras recomendaciones que te pueden ayudar.
Es buena idea mantener una mente positiva. Para ello, no sentir que con el fin de las vacaciones se termina todo es importante. Para ello, planifica tus fines de semana enriqueciéndolos con planes alocados y divertidos, en pareja, familia y/o amigos. Sentir que la felicidad es patrimonio de todo el año y no únicamente reservado a unos días de descanso al año.
Otra cuestión necesaria es realizar planes a largo plazo. Preparar excursiones, salidas, etc, a uno, dos o tres meses vista. Es una forma de mantener viva la llama de la ilusión.
Trata de pensar en los aspectos positivos de otras épocas del año que te generan alegría. Pensar en aspectos que te ilusionen de otras épocas del año es una manera de sentirte motivado/a y rebajar el sentimiento de tristeza y apatía propios del síndrome post vacacional.
Otra opción es reunir energía y motivación para encarar nuevos retos e ideas en la vida laboral o proyectos vitales. Es decir, entender el descanso vacacional como la oportunidad para haber ahorrado energía con la que enriquecer y llenar nuestra vida ahora con “savia nueva”.
Finalmente, nos puede ayudar permitirnos a diario contactar con nuestras aficiones, realizar actividades que nos nutran y motiven, y también mantener el contacto con amigos, familiares… no reservar las relaciones para momentos puntuales sino que puedan seguir presentes en nuestro día a día, pese a haber regresado a la rutina laboral. En otras palabras, no nos perdamos en la selva del desasosiego y el estrés, como un burro que no ve más allá. Conserva el brillo y la alegría en tu rutina.
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