- Cuando despiertes, usa unos momentos de tranquilidad para afirmar que estás escogiendo ir a trabajar hoy. Si puedes, revisa brevemente lo que piensas que harás y recuerda que puede o no ocurrir así.
- Sé consciente de todo el proceso de prepararte para ir a trabajar. Esto podría incluir bañarte, vestirte, comer y relacionarte con las personas con quienes vives. Sintonízate con tu respiración y tu cuerpo de vez en cuando.
- No digas adiós mecánicamente a las personas de tu familia o compañeros de piso. Haz contacto visual con ell@s. Tócalas, realmente estate presente “en” esos momentos, prolongándolos un poco. Si sales antes de que los demás se despierten, podrías escribirles una nota breve para decirles buenos días y expresar tus sentimientos hacia ellos.
- Si caminas hacia el transporte público, sé consciente de tu cuerpo al caminar, estar d pie y esperar, subir y bajar. Camina hacia el trabajo con atención plena. Respira. Prueba sonreír interiormente. Si conduces, toma un momento o dos para conectar con tu respiración antes de arrancar el automóvil. Recuérdate que ahora estás a punto de ir a trabajar. Por lo menos algunos días conduce con la radio apagada. Tan sólo conduce y estate contigo mism@, momento a momento. Cuando aparques, toma un momento o dos para simplemente estar sentad@ respirando antes de dejar el vehículo. Camina hacia el trabajo con atención plena. Respira. Si tu cara ya está tensa y seria, prueba a sonreír o intenta una media sonrisa, si sonreír es demasiado.
- En el trabajo, toma un momento de vez en cuando para revisar tus sensaciones corporales. ¿Hay tensión en tus hombros, cara, manos o espalda? ¿ cómo estás sentado o parado en este momento? ¿qué está diciendo tu cuerpo? conscientemente libera cualquier tensión lo mejor que puedas mientras exhalas y cambias de postura a una que exprese equilibrio, dignidad y alerta.
- Cuando te encuentres caminando en el trabajo, tómalo con tranquilidad. Camina con atención. No te apresures a menos que tengas que hacerlo. Si tienes que hacerlo, debes saber que te estás apresurando. Apresúrate con atención plena.
- Usa cualquier descanso que tengas para realmente relajarte. En lugar de tomar café o fumar un cigarro, prueba a salir del edificio por tres minutos y respirar caminando o parado. O haz rotaciones de cuello y hombros en tu escritorio. O si puedes, cierra la puerta de tu oficina y siéntate en silencio durante unos cinco minutos, siguiendo tu respiración.
- Pasa tu tiempo de descanso y la hora de la comida con quienes te sientas cómodo/a. Si no es posible, quizá sería mejor estar solo/a. Cambiar de ambiente a la hora de la comida puede ser útil también.
- Sal y haz ejercicios, todos los días si puedes, o algunos días por semana. El ejercicio es una manera muy buena de reducir la tensión. Tus posibilidades de hacerlo dependerán de cuánta flexibilidad tienes en tu trabajo. Si puedes hacerlo, es una forma maravillosa de aclarar la mente, reducir tu tensión y empezar la tarde fresco y con mucha energía. Muchos lugares de trabajo han organizado programas de ejercicio para sus empleados, como aeróbicos, yoga, baile... tanto a la hora del almuerzo como antes o después del trabajo. Si tienes la oportunidad de hacer ejercicio en el trabajo, ¡tómala!
- Intenta detenerte un minuto cada hora y prestar atención a tu respiración. Perdemos mucho más tiempo que esto soñando despiertos en el trabajo. Usa estas mini-meditaciones para sintonizarte con el momento presente y simplemente ser. Úsalas como momentos de reagrupamiento y recuperación. Sólo se necesita recordar hacerlo. No es fácil, ya que nos dejamos llevar fácilmente por el impulso de todo l que hay que hacer.
- Usa las señales cotidianas en tu ambiente como recordatorios de centrarte y relajarte – el sonido del teléfono, el esperar que alguien termine algo antes de poder empezar. En vez de relajarte “distrayéndote”, relájate sintonizándote.
- Al final del día, revisa lo que has logrado y haz una lista de lo que se necesita hacer mañana. Pon prioridades a los artículos de tu lista para que sepas qué es lo mas importante
- Al llegar a casa del trabajo, en cuanto puedas, quítate los zapatos y la ropa de trabajo. El cambiarte de ropa puede completar la transición del trabajo a la casa y puede permitirte integrarte más rápida y conscientemente en tus papeles de no-trabajo. Si tienes tiempo, medita más o menos unos cinco minutos antes de hacer cualquier cosa, incluye el cocinar o cenar.
Lo anterior se ofrece como ideas y sugerencias, no como un programa diario. En última instancia el desafío es tuyo de decidir lo que más puede ayudarte a reducir la tensión de trabajo.
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