De hecho, tu hijo está practicando esta nueva habilidad con la persona que más confianza tiene, tú. También es cierto que tu hijo tiene que aprender a escucharte y prepararse para cenar. El objetivo es doble: lograr que coopere a la vez que le permites practicar su recién estrenada independencia.
Qué hacer cuando tu hijo te ignore
• Sé claro/a y práctico/a
Cerciórate de que tus normas y solicitudes son específicas y razonables. Por ejemplo, decirle “limpia tu habitación” es demasiado genérico y está por encima de la capacidad de tu hijo. “Pon tu chaqueta en el armario, por favor” es una petición más a su nivel y, en lugar de pedirle “prepárate para cenar”, le dices que se lave las manos y vaya a la mesa (más concreto). Otro aspecto, además de ser claros, es la practicidad. Así pues, en vez de de pedirle que ayude a papá a recoger la mesa, puedes enseñarle por ejemplo cómo limpiar los platos con una espátula y ponerlos juntos en una pila.
• Peticiones sencillas
Tu hijo puede ignorarte porque no entiende lo que le pides que haga. A esta edad, los niños responden mejor a instrucciones que no contengan más de dos o tres pasos (“Por favor, sube y busca tus bambas y tus calcetines, y tráelos” o “Por favor, trae a mamá la toalla azul del baño”).
• Sé consecuente
Cuando llegue el momento de irse del parque, avisa a tu hijo unos minutos antes, y luego guíalo tranquilamente hasta el coche. De la misma manera, cuando le pidas que se baje de la mesa y te ignore, inmediatamente bájalo tú. Así estarás siendo consecuente con lo que le pides y consideras que debe hacer en ese momento.
• Motiva a tu hijo
Procura acordarte de que lo óptimo es que haga lo correcto porque él quiere hacerlo, y no por miedo. Los niños de esta edad quieren agradar a los demás, así que elogiarlo y darle ánimos favorecerá que haga lo que le pides (“Javier, estoy muy orgullosa de ti por ponerte las bambas tan rápido” o “Realmente me escuchas atentamente y eso me gusta”).
También puedes dar a tu hijo un incentivo por hacer lo que le pides: “Cuando pongas los coches de juguete en la caja, podemos ir al parque” (es preferible evitar decir: “Si pones los coches en la caja”). También puedes utilizar un calendario de responsabilidades en el que coloques una pegatina cuando realice las cosas la primera vez que se lo pides. Luego puedes premiarlo con un nuevo juguete o libro de cuentos cuando reúna 10 pegatinas.
De todas maneras es preferible no abusar de los premios, tampoco queremos educarle de forma que espere siempre una recompensa cuando hace algo bien o cuando le pido alguan cosa. Tampoco queremos que detenga su buen comportamiento si no tiene un premio.
• Utiliza alternativas al “no”
Si tu hijo de 3 años te ignora cuando le dices “no”, quizá sea porque lo oye demasiadas veces. Intenta usar alternativas al “no”. En vez de gritarle: “¡No juegues a pelota en la cocina!”, dile por ejemplo: “Salgamos a jugar con la pelota”. Y en lugar de decirle: “No, ahora no puedes comer golosinas”, dile: “Puedes comer una manzana o una mandarina” o “Puedes comer una chuche después de comer”. Cuando le das a un niño una opción, le estás dando la oportunidad de reafirmarse de forma positiva.
Di “sí” en lugar de “no” cuando sea posible y aprovecha cualquier oportunidad para animarlo. Si está entusiasmado porque quiere aprender a patinar, respóndele diciendo: “¡Claro que puedes probarlo!” o“Papá te ayudará”, lo cual es mucho más positivo que disuadirlo diciendo: “No, eres demasiado pequeño para eso”.
Obviamente, deberás ponerte firme si hay iesgo de que salga corriendo a la carretera o quiera jugar al fútbol en el comedor de la abuela. Lo importante es que decidas en qué ocasiones puedes o no puedes ceder o ser paciente, y plantarte firmemente cuando no haya otro remedio. Si le ofreces un entorno seguro y estimulante (un museo táctil para niños, por ejemplo), tu hijo podrá emplear su independencia con pocos límites.
• Intenta ser comprensivo/a
Imagina que estás leyendo un libro o hablando con una amiga cuando, de repente, alguien te dice que tienes que dejes de hacer lo que estás haciendo inmediatamente porque tienes que hacer otra cosa.
Lo cierto es que no siempre se tiene tiempo para persuadir con zalamería a los hijos para que se suban al coche o se laven las manos. Pero cuando sea posible, avisa con tiempo a tu hijo/a antes de ordenarle con prisas que realice ya la próxima actividad: “Nos vamos en unos pocos minutos, así que procura terminar el juego”.
Si tu hijo en edad preescolar es como la mayoría, no le agradará la idea de tener que guardar sus coches de juguete o su libro de cuentos, pero por lo menos le habrás avisado con tiempo de que tiene que prepararse para un cambio.
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