Por medio del juego, los niños y niñas desarrollan la imaginación, la capacidad creativa… El juego es el núcleo central del desarrollo.
Mientras los niños juegan aprenden sobre todo lo que les rodea, resuelven conflictos, prueban nuevos desafíos y entrenan nuevas conductas, se adaptan a nuevas situaciones… en definitiva, el juego es la manera de aprender y desarrollar las bases del aprendizaje emocional, social, cognitivo y motor.
Cuando observamos a los niños nos damos cuenta que a medida que van creciendo, juegan de forma distinta. Se plasma que hay una evolución del juego a lo largo del desarrollo infantil.
En este ámbito, algunos expertos como el psicólogo suizo Piaget han realizado grandes aportaciones en la investigación empírica. En la extensa experimentación que realizó Piaget recogió que existen diferentes tipos de juegos, que aparecen según las edades. Cuando aparece un nuevo tipo de juego, los anteriores no desaparecen sino que evolucionan y perfeccionan. La secuencia de aparición del tipo de juego es invariable, no cambia, todos los niños siguen el mismo orden de tipo de juego.
Juego funcional
El primer tipo de juego que se presenta al cabo de los dos primeros años de vida es el juego funcional o de ejercicio (estadio sensoriomotor), que consiste en repetir una y otra vez una acción, un movimiento muscular, para obtener el resultado inmediato de esa acción placentera: gatear, balanceo, rodar por el suelo….etc. Estas acciones se emprenden con el propio cuerpo y se explora el espacio. Otras acciones como morder, lanzar, besar, chillar …. Utilizan un objeto y lo que se consigue es manipular y explorar el entorno y las propias capacidades también.
Finalmente, también encontramos los juegos con personas: sonreír, tocar, besar, esconderse, escapar…. los cuales favorecen la interacción social.
¿Cuáles son los beneficios de este tipo de juego?
La coordinación de los movimientos y los desplazamientos, el desarrollo sensorial, la comprensión del mundo que le rodea, la interaccinó social con el adulto de referencia, la coordinación oculomanual, etc.
Juego simbólico
El segundo tipo de juego aparece en la etapa de entre los 2 a 6 años, se denomina juego simbólico (estadio preoperacional) y consiste en simular situaciones, personajes y objetos que no están presentes en el momento del juego. Los beneficios psicológicos más destacados son: asimilar y comprender el mundo en el que viven, potenciar la imaginación y la creatividad, desarrollar el lenguaje, practicar y aprender conocimientos, etc.
Juego de reglas
El tercer tipo de juego protagoniza la etapa entre los 6 y 12 años, es el juego de reglas (estadio de desarrollo cognitivo de las operaciones concretas definido por Piaget). En este tipo de juego, los niños y niñas saben lo que ha de hacer cada uno antes de empezar (juego del escondite, por ejemplo, al cual ya comienza a jugar a los 4 y 5 años). La diferencia entre los juegos de reglas de los más pequeños y los grandes es que en el primer caso juegan por su propia cuenta, sin considerar las acciones de los demás; en el segundo caso, el de niños más grandes, se organizan para obtener una meta, teniendo en cuenta las acciones del resto del grupo.
En resumen, el juego funcional supone el reconocimiento, la aceptación y la conformidad con reglas pre-establecidas que rigen los juegos que se comparten grupalmente: juegos de mesa, juegos de patio, etc.
¿Cuáles son los beneficios de este tipo de juego?
La socialización, el respeto por las normas y el turno, el aprendizaje de diferentes habilidades y conocimientos, el desarrollo del lenguaje, la atención, la memoria, la reflexión, etc.
Juego de construcción
Por último mencionar el juego de construcción, que aparece durante el primer año de vida y que acompaña de forma simultánea a otros tipos de juego y va evolucionando con los años. En el juego de construcción o constructivo se utilizan objetos u otros materiales para formar estructuras simples o complejas. Se combinan piezas, bloques otros materiales que pueden unirse para formar una construcción. Como explicábamos, aparece a partir de los 24 meses y se prolonga muchos años haciéndose cada vez más complejo.
Algunos de sus beneficios son que potencia la creatividad, estimula la memoria visual, mejora la motricidad fina y la concentración, facilita la integración del espacio, aumenta la coordinación oculomanual, etc.
El niño realiza simulaciones con objetos para crear acciones “como si”: muñecos con los que pueda representar situaciones reales o imaginarias, etc. El niño pretende representar un rol real o imaginario como padre, madre, maestro, etc, usando su propia persona como juguete.
En definitiva,
El juego, además de ser placentero es necesario para su desarrollo evolutivo. El juego estimula, activa las habilidades cognitivas de los niños, les permite el desarrollo social y emocional y a la vez, estimula el desarrollo motor.
Tener tiempo para jugar es uno de los mejores regalos que podemos ofrecer a un niño.
El niño que juega con sus adultos de referencia es un niño que se siente atendido, querido, observado y escuchado. Todo esto le aportará la confianza y seguridad para un desarrollo integral. Así pues, tener tiempo para jugar es uno de los mejores regalos que podemos ofrecer a un niño. El adulto sólo tiene que dejarse guiar por el niño y disfrutar.
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