Es frecuente que cueste abordar directamente los problemas de la maternidad relacionados con emociones negativas no expresadas, reprimidas, no comprendidas y enjuiciadas. A pesar de que el estado de salud mental y emocional de los padres y madres no ha sido tratado ni tenido en cuenta por la sociedad o el sistema sanitario, es un hecho que éstos sufren diferentes transiciones emocionales que deben ser abordadas clínicamente si se desbordan o no se comprenden por la propia personal o su entorno.
La depresión posparto pasa desapercibida habitualmente por la propia madre incluso, pues ésta tiende a mostrar emociones de alegría y plenitud y esconde sus sensaciones de tristeza profunda o desesperanza, pues se tiende a condenar por tenerlas sin concederles la oportunidad de entender su presencia.
En la cruda realidad, los psicólogos observamos que el puerperio o adaptación a la maternidad es una etapa muy vulnerable para la madre/padre, pues es cuando “se deben colocar” nuestras expectativas en el lugar que les corresponde y no siempre se cuenta con la fuerza necesaria o el discernimiento para hacerlo. Expectativas relacionadas con el hijo deseado y el hijo real, la sensación de pérdida de identidad, la presión social para volver a ser la misma mujer que antes (des de física a psicológicamente) son algunos de los fuertes dilemas psicológicos a que deben enfrentarse las parejas, y a veces, ocultamente.
Los cambios en la imagen corporal pueden generar conflictos interiores también. Se trata de una etapa con fuerte carga emocional, de ambivalencia, en que la recién estrenada mamá puede cuestionarse que si tanto deseaba tener un hijo/a, ¿por qué no se siente plenamente feliz ahora? O ¿qué clase de madre soy si no lo soy?
En la depresión posparto los conflictos simplemente tienen una duración e intensidad mayores respecto a un periodo de puerperio “normal”, aparecen síntomas de abatimiento y apatía significativos, con una frecuencia diaria y una intensidad graves. El sentimiento característico de este trastorno es una culpa exacerbada. En algunos casos, pueden surgir pensamientos de hacerse daño a sí misma o al bebé. Los expertos coinciden en afirmar que el trastorno se inicia a los 6 meses del parto, siendo la detección de éste muy importante para evitar que se enquiste el problema.
La razón que impregna la depresión posparto en el sustrato de fondo es el requerimiento de un bebé que demanda satisfacción de sus necesidades pudiendo sentirse la madre sobrepasada en su constante aporte de dedicación y satisfacción de las demandas de su hijo/a. A pesar del profundo amor que le profesa la madre a su hijo, ésta se siente menos capaz de lo que creía que iba a ser. Por ende, es muy importante la contención de las necesidades del bebé también por parte de la familia, pareja, amigos, etc, que ha de ajustarse también para apoyar a la mamá a suplir las demandas del bebé y sus propias necesidades.
¿Existen factores de riesgo a padecerla?
Hay algunos factores de riesgo que influyen a la hora de sufrir depresión posparto. Uno de ellos es tener antecedentes psicopatológicos (por ejemplo, haber sufrido trastornos depresivos o ansiosos con anterioridad), haber tenido depresión posparto anteriormente, que el hijo no fuera deseado o planificado podría también ser un factor de riesgo.
Otros factores personales que predisponen a la depresión posparto son el hecho de no contar con el apoyo de la pareja en la crianza del hijo/a o no tener una red de apoyo social ni familiar.
También puede precipitar en algunos casos la depresión posparto atravesar situaciones de estrés: problemas económicos, abusos traumáticos en la infancia, mala relación con la madre, someterse a un programa de reproducción asistida, tener problemas médicos asociados con el embarazo, etc.
Con posterioridad al parto, los motivos que pueden desbordar a las madres primerizas son las demandas del bebé permanentes (especialmente cuando los recién nacidos sufren problemas de salud, que requiere más atenciones aún). Además las madres primerizas pueden tener una problemática añadida si ya tienen problemas de autoexigencia y perfeccionismo, pues en la crianza del primer hijo esta tendencia suele ser común en las madres, lo cual les dificulta adaptarse a la vida después del parto y a aceptar situaciones fuera de sus esquemas.
¿Se puede prevenir la depresión posparto?
A pesar de que los factores de riesgo que predisponen a padecer depresión posparto son variados y bastante frecuentes, eso no implica que no podamos prevenirla.
En primer lugar, es esencial que la madre priorice su auto-cuidado, no deje de practicar ejercicio físico y continúe llevando a cabo hábitos saludables de alimentación, dedicarse tiempo a ella misma, incluyendo tiempo para el ocio, el descanso, etc, aprovechando para dormir cuando el bebé duerma también, por ejemplo. Es muy importante que aprenda a delegar si no lo hace ya y pida ayuda para realizar las tareas cotidianas de su rutina diaria.
Otro punto importante para prevenir la depresión posparto es la lactancia. Se conocen ya sobradamente sus beneficios psicológicos para la madre y el importante impacto en el establecimiento del vínculo madre e hijo.
Otras fuentes de salud mental para la madre es compartir tiempo con la pareja, y momentos de intimidad emocional y de ocio, también realizar actividades gratificantes e incluso acudir a grupo de apoyo social que cobijan a la madre en el avance de las diferentes etapas del proceso de crianza: gestación, parto, crianza… Todo ello se ha comprobado que contribuye a disminuir la probabilidad de sufrir depresión posparto.
¿Es la depresión posparto exclusiva de las mujeres?
A pesar de que normalmente la depresión posparto se asocia a la mujer, los estudios revelan que también puede afectar a los padres, concretamente se dice que las cifras oscilan entre el 8 y el 13%.
En conclusión, para poder ofrecer una intervención perinatal adecuada y holística se necesita abarcar no sólo los problemas y trastornos emocionales de la madre sino que hay que abordar la problemática des de un enfoque centrado en la familia.
Soy madre de un hijo,mi primera experiencia.Pero me impacto serlo,hasta hoy soy luchadora ,pero yo misma no soy Feliz .No se si es por haber sido madre o por haber sufrido Acosos en la infancia y tambien en la adolescencia.