La psicologia positiva en auge

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Todas las personas contamos con fortalezas y virtudes que debemos cultivar y que son necesarias tanto para los buenos momentos como para los malos.

Definir la psicología positiva

La psicología positiva es un campo de la psicología que estudia el conjunto de investigaciones, técnicas y terapias que fomentan las cualidades y emociones positivas del ser humano, aspectos que durante demasiado tiempo han sido ignorados por la psicología.

  • Las emociones positivas que estudia y promueven son las que nos resultan muy necesarias en los momentos difíciles: la confianza, la seguridad o la esperanza.

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Según el propio Seligman, fundador de este campo de la psicología, la ciencia no debe centrarse únicamente en el análisis de las enfermedades, debilidades y lesiones, sino también en la investigación de las fortalezas y cualidades humanas.

La línea de tratamiento no debe dirigirse en solucionar los problemas sino en impulsar, extraer el mayor rendimiento de lo mejor de nosotros /as mismos/as.

Las variables de estudio de este campo de la psicología son: optimismo, bienestar subjetivo, resiliencia, flow (flujo de conciencia), felicidad, creatividad, inteligencia emocional, sentido del humor y risa, entre otras.

La revolución de la Inteligencia emocional

  • El popular concepto de inteligencia emocional se integra dentro de esta misma corriente.

Psicólogos como Howard Gardner, profesor de la Universidad de Harvard, ha influido mucho en este nuevo campo de la psicología:

  • Gardner señaló un punto importante al reivindicar la naturaleza multidimensional de la inteligencia humana cuando hasta entonces sólo se había considerado como tal la “inteligencia académica” y el “cociente intelectual”.

Gracias a su contribución, por primera vez se van a empezar a considerar inteligencias como la interpersonal o intrapersonal, la corporal-kinestésica, musical o espiritual (ver artículo sobre inteligencias múltiples aquí).

El término Inteligencia Emocional (IE) es acuñado por primera vez en 1990 por los psicólogos Peter Salovey (Uniersidad de Harvard) y John Mayer (Universidad de New Hampshire).

  • Ambos definieron la IE como la capacidad de comprender y regular los sentimientos y emociones propios así como de comprender los de los demás, de discernir entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestros pensamientos y acciones.

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En la actualidad, estos conceptos gozan del prestigio, consideración e importancia que se merecen tanto en el campo de la psicología como en las ciencias de la educación después de un largo recorrido de teorías y comprobaciones científicas.

El best seller de 1995 Emotional Intelligence de Daniel Goleman, impulsó este concepto en la mente de las masas, situándole en la portada de la revista Time y promoviendo que se divulgara la IE en diferentes ámbitos científicos, profesionales, educativos, etc.

Se puede considerar el éxito del libro de Goleman como la prueba de que las personas intuitivamente comprenden el significado del concepto de inteligencia emocional y aprecian su importancia aunque sea difícil de evaluar.

Goleman define la Inteligencia Emocional como la capacidad de leer nuestros sentimientos, de controlar nuestros impulsos y nuestra cólera, de reflexionar y de mantener la calma y el optimismo en las más diversas circunstancias, especialmente cuando éstas son adversas.

El sentido del humor está muy ligado a la Inteligencia Emocional y unido a la flexibilidad mental, la creatividad, al afrontamiento optimista de los problemas y en definitiva, al equilibrio emocional.

Indefensión aprendida, apatía y depresión

Seligman, autor comentado anteriormente, llevó a cabo diversas investigaciones sobre la desesperanza aprendida (también conocida como indefensión aprendida), la cual se refiere a las condiciones que conducen a sentirnos y pensar que no tenemos opciones (cuando en realidad sí que pueden existir), sentimos que no tenemos ningún control  sobre nuestro entorno, lo cual genera como consecuencia la apatía.

Los síntomas de la desesperanza aprendida son parecidos a los de la depresión.

Seligman pudo comprobar experimentalmente que tanto los animales como los seres humanos pueden aprender a estar indefensos en una situación de la que no pueden escapar, decidiendo, después de unos intentos, no realizar ningún esfuerzo más para lograrlo. Una cuestión importante es que esta conducta se generaliza posteriormente a otras situaciones en las que sí hay salida.

¿Cómo aprendemos a rendirnos?

Se han realizado descubrimientos muy interesantes en relación con las formas de aprender el desamparo o la desesperanza. Por ejemplo, se puede aprender la indefensión mediante la observación de modelos de desesperanza. En este caso las personas es como si se dijeran a sí mismos que si los modelos no pueden hacer nada al respecto tampoco lo conseguirán ellos.

También se aprende por sugestión, simplemente con decirle a una persona que no va a poder hacer nada para cambiar una situación.

En resumen,

Gracias al campo de estudio de la psicología positiva se están reconociendo las capacidades humanas hacia la autorrealización, las cuales -a base de cultivarlas- pueden absorber y ensombrecer aquellos defectos o rasgos más penosos del ser humano.

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