Para actuar, debemos liberarnos de los pensamientos negativos, escuchar nuestros sueños y, sobre todo, asumir la responsabilidad de nuestro destino.
Las ganas de actuar y dejar de perderse la vida no siempre son suficientes. Algunas personas han estado inhibidas durante tanto tiempo que ya no saben cómo lidiar con eso. Se trata pues de aprender, a través del trabajo personal, a “soltar el freno de mano de los pensamientos negativos” (“Soy demasiado malo”) y a explorar los miedos que nos mantienen en la pasividad (“¿qué pasará si dejo este trabajo que no me gusta?”).
Los perfeccionistas que no dejan lugar al error deben darse cuenta de que su inhibidora rigidez mental esconde un profundo sentimiento de inferioridad. Cuestionemos todos estos modelos de autorrealización propugnados por la sociedad (estar en pareja, formar una familia, tener un trabajo gratificante, etc.) que nos incitan a olvidar nuestros propios ideales.
Toma el control de tu vida
¿Cómo salir del círculo vicioso de la inhibición y la inacción para entrar en el círculo virtuoso de la acción y el éxito? Avanzando poco a poco: decido hacer algo fácil y que tengo muchas ganas, creo que puedo hacerlo, lo intento, lo logro, me siento eficiente; de repente, quiero empezar de nuevo. Siempre es posible reconectarse con el hilo del deseo y re-trazar el camino de la vida. Y si para unos la psicoterapia es imprescindible, otros verán transformado su destino por un buen encuentro, una palabra esclarecedora, un detonante. O por un ser querido que cree en ellos.
Para actuar también necesitamos sueños. Es gracias a sus proyectos que el individuo permite que el futuro no sea una repetición del pasado o que no surja como una simple sucesión mecánica del presente.
También necesitamos sentirnos plenamente responsables de nuestras vidas. Fritz Perls (1893-1970), psiquiatra y psicoanalista alemán, inventor de la terapia gestalt, invitaba a sus pacientes a practicarla: “Soy consciente de mover la pierna y me hago responsable de ello”; “No sé qué decirte y asumo la responsabilidad”. Poco a poco, estos ejercicios superan esta tendencia tan humana que consiste en poner a otros o a los acontecimientos en posición de decidir por nosotros.
Equilibrar acción-inacción
“Durante la Antigüedad y la Edad Media, la autorrealización no pasaba necesariamente por la acción, sino por la inacción, la contemplación. Podía florecer quien vivía libre de tareas materiales y alejado de lo concreto. Esto cambió a partir del siglo XIX. Desde entonces, la acción se ha destacado como la condición sine qua non de la autorrealización. La autorrealización significa tender al autoperfeccionamiento, lo que implica necesariamente actuar. “Un hombre es la suma de sus actos”, escribió Malraux. Dicho esto, cuidado con la trampa de la hiperactividad. El desafío es equilibrar los momentos de acción y los momentos de dejarse llevar.
Autora: Lucia Rodríguez Brines
Apasionada e investigadora de la mente humana. Respeto el sufrimiento humano y procuro ayudar a disminuirlo. Convencida, como psicóloga y como meditadora, de que existe un proceso de evolución de la psique del ser humano. Cómplice del desarrollo de conciencia y valores humanos.
Si estás interesad@ en conocer nuestros servicios de psicología y mindfulness, puedes escribirme a info@psitam.com y estaré encantada de atenderte.
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