Marc debe presentar sus resultados a sus colegas en una reunión. Dado que la fecha está fijada, ya no puede dormir. En el colegio ya le pasaba: incapaz de dar una presentación, paralizado durante los exámenes orales. Incluso el día de su boda evitó el discurso gracias a una laringitis providencial. Hoy, Marc está superando su “síntoma” lo mejor que puede. Evita las fiestas en las que tiene que hablar con extraños, y siempre le pide a su esposa que lo represente en las reuniones de padres y estudiantes.
Este comportamiento está muy extendido. El miedo a ser mirado y a hablar en público es uno de los más comunes, junto al de las serpientes y la de vértigo. El 55% de la población siente aprensión por esta situación, y casi una de cada tres personas deja de hablar frente a un grupo.
Si esta desventaja sólo afecta la calidad de vida de manera ocasional, “se resuelve” a fuerza de evitación, terminando por limitar el campo relacional. ¿Por qué acumular emociones negativas, frustraciones y autoestima cuando es posible superar el calvario?
Miedo a los demás y … a uno mismo
“¡No es normal, sólo soy yo el que estoy tan atascado! ” ¡Nunca lo haré, pensarán que soy ridículo! Estos pensamientos negativos son parte diaria de los “fóbicos a hablar en público”. La ansiedad se correlacionó claramente con una perspectiva negativa sobre uno mismo y su desempeño, es decir, baja autoestima.
El miedo a hablar en público se basa en un doble miedo: miedo a uno mismo pero también miedo a los demás. Cualquier situación social se percibe entonces como evaluativa. Estar expuesto a la mirada y el juicio de los demás es pasar un “examen” ante un “jurado” que es necesariamente “amenazante”. Todos los oyentes son vistos como oponentes, quienes formulan preguntas con trampa, “enemigos”. Cada expresión facial, ceño fruncido o bostezo se interpreta negativamente. Y si Fulano mira su reloj, ¡está aburrido!
Ser perfecto o no ser
Aquellos que no se atreven a expresarse viven en total sumisión a las opiniones de los demás. “Debo gustar a todo el mundo, si a una persona no le gusto es porque apesto”, esa es la misión imposible que se proponen. Su nivel de exigencia personal es tan alto, los criterios que deben alcanzarse son tan altos, que en realidad temen más su propio juicio que el de los demás. Las personas con ansiedad social piensan que siempre deben tener cosas interesantes que decir y no se atreven a decir la más mínima trivialidad.
A esta creencia se suma la sensación de ser “transparente”. Se imaginan que podemos ver claramente su hiperemotividad, de ahí una tendencia a centrarse en sus manifestaciones de ansiedad. Esta autoobservación permanente es paralizante. Con cada nuevo fracaso, el desafortunado es testigo impotente de su colapso interior. Y, para colmo, se imagina la triste mirada que tenemos de él, que mantiene su autoestima en un nivel muy bajo. Círculo vicioso…
Apague la radio crítica
¿Cómo superar este bloqueo?
El método:
Relativiza tus pensamientos negativos y la noción de fracaso.¿Por qué estás seguro de que te criticarán? Si su mejor amiga tartamudeara en tal situación, ¿la consideraría incompetente? Buscar las palabras, sonrojarse,… ¿Y qué? Estar intimidado le pasa a todo el mundo.
El objetivo:
Relajar la creencia en la necesidad de un desempeño social perfecto o de un autocontrol emocional absoluto.
Admite tu emoción. Si, a pesar de este entrenamiento intensivo, aún te traicionan los nervios, no dudes en confiar tu emoción a tu público con la ayuda de una breve frase preparada de antemano: “Creo que necesito. Recuperar el aliento. » Este pequeño interludio aliviará su tensión, destruirá su vergüenza y le permitirá seguir adelante con mayor eficacia. Las ventajas del comportamiento asertivo, además de los beneficios profesionales, son sentirse más en sintonía consigo mismo, más seguro, más sereno. Construir tu propio programa de asertividad tiene un efecto antidepresivo, porque te permite recuperar una mejor imagen de lo que estás haciendo y, por tanto, de ti mismo.
Soluciones
En caso de fobia social
Si el miedo a hablar en público es un síntoma entre algunos otros (pérdida de relaciones, aislamiento, etc.), entonces indica una fobia social real, y puede ser necesario un manejo terapéutico. ¿Cuál?
- Las terapias conductuales y cognitivas, especializadas en el tratamiento de las fobias, ayudan al paciente a modificar su angustiosa visión del mundo y a no confundir más su percepción con la realidad.
- PNL (programación neurolingüística) le permite anticipar y modificar el escenario “aterrador”.
En Psitam realizamos terapia de grupo para hablar en público
Role playing: No hay curas milagrosas, sino juegos de roles y herramientas concretas.
Primera sesión (2 días): cada uno realiza una presentación. Filmamos y “informamos” para determinar los puntos que todos necesitan mejorar. He aquí algunos ejemplos
- La calidad de la presentación: aprendes a posar tu voz, controlas tus entonaciones, tu ritmo al hablar, tus gestos, tu mirada, etc.
- Claridad del habla: practica frases cortas y un lenguaje accesible a la audiencia.
- Respiración y concentración: ¿un silencio? ¿un tartamudeo? Aprendemos a inspirar y conectar.
- Gestión de la audiencia: cómo lidiar con la charla, gestionar las preguntas que interrumpen la presentación, devolver una objeción reformulándola ..
Un mes después, segunda sesión (2 días): todos cuentan su progreso o sus dificultades. A continuación, se proponen nuevos puntos de mejora.
Autora: Lucia Rodríguez Brines
Apasionada e investigadora de la mente humana. Respeto el sufrimiento humano y procuro ayudar a disminuirlo. Convencida, como psicóloga y como meditadora, de que existe un proceso de evolución de la psique del ser humano. Cómplice del desarrollo de conciencia y valores humanos.
Si estás interesad@ en conocer nuestros servicios de psicología y mindfulness, puedes escribirme a info@psitam.com y estaré encantada de atenderte.
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