El autoengaño
A veces intentamos comenzar la casa por el tejado. Es el caso por ejemplo de buscar en el exterior algún tipo de satisfacción que te aleje de la tremenda sensación de incomodidad al estar solo/a. La desgarradora sensacion de estar solo/a nos la ocultamos tan bien que solamente se reduce a una molesta y atosigante pero permanente incapacidad de disfrutar plenamente de la propia compañía en soledad. Incluso podemos realizar cursos de crecimiento personal y otras terapias que nos ayudan a comprendernos a nosotros mismos/as pero no parece tan sencillo deshacerse de esa permanente sensación de alienación con uno mismo, de miedo de estar con uno/a mismo/a. Uno/a puede repetirse cientos de miles de veces frases de autoestima, o puede creer que la posee a raudales, y sin embargo, sigue siendo un vano intento de creerse preparado para optar a cualquier posibilidad que te brinde el mundo. La realidad es, muy a pesar de uno/a mismo/a, que no nos creemos merecedores o no nos sentimos suficientemente ilusionados y entusiasmados con nuestra propia individualidad.
Señales indicadoras de NO saber estar solo/a
Un signo de no saber estar solo/a aparece cuando no nos involucramos totalmente con lo que hacemos, pensamos y deseamos de verdad, sólo lo hacemos por contentar a alguien, o porque creemos que es lo correcto. Estamos pendientes todo el tiempo de los demás, y nos da la sensación que no tiene sentido hacer las cosas solo/a. No nos preguntamos qué es lo que de verdad deseo, necesito, me fascinaría hacer o pedir, etc. Simplemente nos subimos al carro de la no implicación y escucha de uno/a mismo/a.
Caso: Clienta que sufría no saber estar sola
Hay personas que aparecen en tu vida para cambiarla, para impulsarla y transformar tu existencia. Es el caso de una clienta que llegó a consulta hace un tiempo. Una chica de la que ya os describí una experiencia en un artículo anterior. Esta persona, llamémosla Sofía, se sentía tremendamente sola, aunque no era consciente de ello. Deseaba vivir “fuera de sí misma”, una experiencia psíquica no muy agradable, como imaginaréis. No era cosnciente que toda su vida , incluso en momentos en que se encontraba sin presencia sde nadie, habitaba mentalmente fuera de sí misma, como si se tratara de una persona que posee una gran mansión pero elige vivir como un vagabundo en la puerta de su residencia y lamentando no tener dónde residir.
Esta chica fue acumulando experiencias amorosas que le sirvieron valiosamente cada una de ellas para desplegar facetas de su personalidad y desbloquear asuntos emocionales, y abrirse más al amor poco a poco. La más reciente experiencia, que la acercó a consulta nuevamente, fue la de una simple, llana pero poderosa experiencia de amor. Los que no conocéis el estilo de apego merece la pena conocerlo, pues es algo que tienes muy cercano a ti y sobre ello nos vamos a referir. El estilo de apego es la teoría acuñada por el psicoanalista John Bowlby en los años 60 que recoge los tipos de vínculo que se forman en la infancia y que marcan la manera en que nos relacionamos todas las personas en nuestra edad adulta-. Sóo hay un tipo de vínculo que garantiza la constitución de relaciones sanas, el resto de estilos de apego están relacionados con problemas de relación social.
Al hilo de lo que contábamos, el estilo de apego con esta útlima experiencia amorosa se le reveló con absoluta nitidez y, pudo trabajarlo y avanzar enormemente. En un primer momento, la persona con que estaba mostró una forma de amar atosigada y dependiente, cosa que hubiera ahuyentado a muchas mujeres, pero Sofía se mantuvo. En parte por curiosidad, y en parte, impulsada por un atrevido deseo de vivir una experiencia con una persona nueva que la atraía. Además, a menudo, el subconsciente es quien dirige las energías psíquicas que nos ayudan a tomar decisiones, y, a veces, no sabemos porqué terminamos vinculándonos con unas personas y no con otras.
Esta clienta, que ya buscaba huir de sí misma, como hemos relatado en el inicio del artículo, encontró en esta persona alguien que sumaba dependencia, ya que él se mostraba igualmente necesitado de atención y afecto. (Aunque, como veréis más adelante, no debía obedecer tanto a una realidad, sino más a una estratagema amorosa-). Ella en contacto con una persona así, todavía volvióse más dispersa, menos centrada y más dependiente. Sufría descuidos, olvidos, ansiedad, incapacidad de estar concentrada en su trabajo, etc.
¿QUÉ CRÉEIS QUE SUCEDIÓ?
Con el paso de las semanas, él no tuvo problemas para retornar a un estado más sosegado, en que no necesitaba tanto el contacto con esa persona, y ella en cambio no pudo retornar a un estado sereno y calmo -centrada en sí misma- (ya partía de una base de no saber estar sola).
Ella señaló a él esta distancia y la reacción de éste fue considerada, y aunque trató de acercarse, no regresó al modo atosigamiento embelesado anterior. Las energías de ambos habían empastado tan armoniosamernte -insisto en señalar la curiosa y fortuita magia de cuando esto sucede y simplemente experimentas un estado psíquico positivo y particular en cada caso que florece al estar con la compañía del otro-. Tal era así que ella se vio necesariamente en la tesitura de tener que comenzar a trabajar el estar a gusto sola, el amarse a sí misma. Entendió que una relación no podía prosperar de ninguna manera si ella no sabía tolerar pasar tiempo sola, si no sabía ser feliz con ella misma, alternando así momerntos en soledad y momentos en compañía. Esta comprensión la liberó. Una relación no debe consistir nunca en depositar toda tu energía mental en esperar, pensar, sentir, aguardar, a otra persona con la que te vinculas. Naturalmente, hay espacios a solas y distancia entre las personas, si esto para ti supone un amargo trámite antes de reencontrarte de nuevo con él tienes un grave problema, por así decirlo: no te quieres.
Ella comenzó a encontrarse muy a gusto con ella misma. No era todos los momentos, pero empezó a aceptarse a sí misma: con sus luces y sus sombras. Cuando estaba con él, en lugar de pensar en planes para hacer con él, pensaba en cosas que podía hacer sola, se estaba abriendo al amor a sí misma. Probablemente influyó el amor, confianza y resperto que también sentía por él.
Algo que a esta chica la martilleaba interiormente era lo siguiente: ¿la transformación que estaba experimentando era mérito propio o producido por la energía o forma de ser de la otra persona, que la había enseñado de alguna manera este valiosísimo aprendizaje? ¿Qué opináis vosotros?
El deselance fue que al poco tiempo surgieron aspectos incompatibles entre ambos. Además la falta de comunicación sincera de los sentimienrtos y expectativas de cada miembro en la relación terminaron cobrando factura. Una suponía en exceso en lugar de concretar, preguntar y resolver. El otro, quizá por pereza, comodidad o pensar que la otra parte ya estaba al corriente, no expuso claramente sus expectativas.
El valioso aprendizaje que ella obtuvo fue:
– amar nunca sale caro si no es correspondido. Siempre te vuelve más humano, más humilde, más sabio.
- la forma de ser de él le recordó algo que había olvidado. Es muy dificil de transmitir con simples palabras huecas. Había adoptado un papel excesivamente responsable en la vida, en el sentido de preocuparse en exceso por todo -aun sin saber afrontar o resolver los problemas, algo propio de la personalidad dependiente-. Preocuparse por todo la había llevado a dejar de vivir la espontaneidad, la alegría de las cosas corrientes, el gusto por compartir banalidades con los demás, etc. Conocer a esta persona le ayudó a rescatar aspectos luminosos de su perosnalidad: su frescura, su juventud, su alegría y lo más importante y que nunca había tenido: su autoestima.
- La autoestima consiste en tener amantes. Amantes quiere decir: fascinarte por cosas que te hagan sentir y obsesionarte” sanamente con ellas, pensar en ellas, centrarte en aprenderlas,etc. Por ejemplo, aprender guitarra, viajar, realizar tu proyecto…ertc etc etc. La clave es apasionarte con ello! Olvidándote de todo lo demás, especialmente aquello que más produce dependencia emocional: la búsqueda de relaciones de pareja, la búsqueda de aprobación. En otras palabras: centrarse en uno/a mismo/a.
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