Ante el creciente incremento de separaciones en las sociedades de países del Estado del Bienestar, se han planteado muchas investigaciones para encontrar variables que puedan causar tal elevado índice de fracasos amorosos (por ejemplo, personalidades incompatibles). A partir de estos estudios, se han alcanzado algunas conclusiones.
¿Qué causa los problemas de pareja?
La primera conclusión es que las personalidades más conflictivas y que predisponen a los fracasos de pareja son las intolerantes, inflexibles y rígidas; éstas son los rasgos de personalidad que tienen relación con una elevada probabilidad de ruptura. Aunque también se ha destacado que no existen personalidades incompatibles cuando se tienen habilidades para la convivencia y se emplea el respeto mutuo.
Otros factores de predisposición a la ruptura son:
- Fundamentar la felicidad en elementos externos a la pareja
- No responsabilizarse activamente de favorecer las circunstancias deseadas
- Cuando uno o ambos miembros de la pareja sufre alteraciones psicopatológicas o trastornos de la personalidad que obstaculicen el respeto y cuidado de los derechos del otro
La convivencia
Tal y como vemos que funciona la pareja hoy en día, pocos afirmarían que es la panacea. La realidad es que convivir es difícil, ya que el ser humano es complejo y cambiante.
Hay que trabajar internamente para lograr un equilibrio emocional y que nuestro pensamiento negativo no nos robe cada día tanta energía. Hasta entonces, nosotros mismos no nos comprendemos muchas veces, así que pretender entender a nuestra pareja, puede resultarnos fácil y estimulante a veces, pero otras veces puede ser causa de sufrimiento e impotencia.
Modelos de pareja
En el momento histórico que nos ha tocado vivir, los modelos sociales a seguir son contradictorios. Nuestros padres y las generaciones anteriores aún siguen un modelo tradicional, basado en un reparto de roles desigual y que ya no responde a las necesidad de hoy en día. Los modelos de los jóvenes tienen el handicap de sufrir estrés, competitividad y verse presionados económicamente,, lo cual les hace ser más volubles e inestables, fruto de esa intranquilidad e inseguridad.
Hombres y mujeres buscan un equilibrio igualitario, en el que se repartan las responsabilidades y tareas de forma igualitaria, pero no hay que descuidar que existen diferencias entre ambos sexos, comenzando por la biológica. Esto demanda construir una visión más refinada y profunda de cómo son hombres y mujeres, para que nos relacionemos sin tanto conflicto. Por ejemplo, aún hoy en día, la maternidad no está bien integrada en la sociedad al menos en nuestro país, ya que se concibe a veces como una fuente de problemas, en lugar de ser digna de admiración, de cuidado y de disfrute.
Así pues, las generaciones actuales, a caballo entre el modelo tradicional y el modelo igualitario que no acaba de hacerse con el equilibrio ideal, son felices a su manera, ya que ésta es su época y ésta es su vida. No nos paramos a dedicarnos a reflexionar y organizar las cosas para que funcionen de otra forma. Por eso, la mejor opción es aprovechar las ventajas del modelo actual y adquirir las habilidades que nos permitan hacer frente a los problemas que se nos van presentando cada día en las mejores condiciones posibles.
Aprendiendo con la convivencia
Cuando se idealiza la convivencia, se tienen ideas poco realistas y/o poca responsabilidad en uno mismo (a nivel emocional especialmente), más fuentes de problemas existen. El camino a seguir entonces es estar abierto a asumir la responsabilidad de hacer propuestas, peticiones, negociar, dialogar, comprender, transigir y tolerar. Pero también es crucial saber pasarlo bien, disfrutar y divertirse en un equilibrio que se logra a pulso cada día. La autoestima de las personas que se ocupan de poner medios para lograr sus metas suele ser más alta que la de los idealistas, que simplemente esperan que todo les venga dado.
En definitiva, se ha de mirar la convivencia como si estuviéramos estudiando todavía (el lector que ya no sigue ninguna formación), en la que hay mucho temario que asimilar y en la que se han de superar muchos exámenes, pero en la que también se crece mucho, se disfruta en grande y se celebran fiestas.
Sólo el amor no basta
Nadie ha nacido sabiendo cómo convivir y ése suele ser el más frecuente error: anticipar que el amor lo podrá todo, que si hay amor no se requiere nada más. El amor pone la esencia y la motivación, pero por sí solo no es suficiente. Existen muchos mitos, además de éste sobre el amor, que guían las expectativas de las personas: creer que la persona que nos ama debe anticipar nuestros deseos y necesidades sin tener que comunicarlos; creer que la pareja que se quiere nunca discute; pretender que no haya ningún secreto entre ambos; creer que los problemas sexuales son una señal de que no se ama al otro; pensar que la pareja que se ama no necesita a nadie más, pues sólo con el otro le basta, etc.
Una vez transcurrida la época de enamoramiento, de disfrutar del cambio de estatus, la relación puede empezar a experimentar algún conflicto, sufrir desavenencias, que revelan los temas no resueltos de uno mismo, amparados en expectativas subjetivas de cada cual.
¿Qué es lo que falla?
Pueden boicotear la relación los problemas en el área de la comunicación, la afectiva, el erotismo, el reparto de las tareas domésticas, la relación y educación de los hijos, el ocio, la manera de ganar o gastar dinero, e incluso la relación con los familiares. Una enfermedad o una crisis económica pueden producir problemas en la relación, aún así todo es susceptible de mejora. Como vemos, cualquier cosa puede romper la complicidad en la pareja cuando no se han establecido algunos criterios, cuando no se han respetado ciertas normas morales, o cuando no se habla de los problemas ni se sabe cómo resolverlos.
La pareja intercambia comportamientos constantemente. Cada uno valora el cariño del otro a partir de las conductas que recibe de él. Puede concluirse que la felicidad se encuentra en proporción directa a la cantidad y calidad de conductas positivas que recibimos de nuestra pareja.
Si estás atravesando momentos de dificultad con tu pareja, una crisis ya dilatada, o os enfrentáis a situaciones nuevas que os generan conflicto, etc, podéis recurrir a nuestros servicios de terapia de pareja. Aprenderéis a escucharos y a entender al otro, y a resolver vuestros problemas de forma eficiente y resolutiva.
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