A partir del éxito reciente del movimiento del pensamiento positivo, presente en la mayoría de campañas de marketing de la sociedad consumista de hoy en día, se ha exacerbado la importancia de tener constantemente en nuestra vida emociones positivas, ser optimistas siempre y en cualquier situación, disponer siempre de energía para todo el día –sin respetar los ritmos propios del cuerpo-, hacer muchas actividades refrescantes y divertidas a todas horas si es posible, etc. Esto provoca una sensación de presión psicológica por ser positivo en todo momento y estar siempre bien y también nos lleva a intentar suprimir cualquier emoción negativa.
¿Qué pensamiento positivo funciona?
La vida realmente no es así. No es solamente su lado bello, joven, bonito y positivo, también tiene aspectos más negativos. La realidad vienen acompañada a cada momento de ambos aspectos, los más claros y luminosos y los más oscuros y desagradables.
La verdadera positividad así pues no es la de quedarnos únicamente con los aspectos positivos e ignorar o suprimir los negativos, ya que eso no conduce a que seamos personas más positivas sino más inconscientes y menos resolutivas.
Un ejemplo con los pensamientos
Aprender a observar y tomar conciencia de los aspectos que juzgamos como negativos de la realidad (emociones negativas o complicadas, situaciones difíciles, pensamientos desagradables…etc) sin juzgarlos, aceptando su naturaleza y comprendiendo su función, su participación, su papel. Por ejemplo, liberarse de los pensamientos negativos requiere tomar conciencia de ellos en primer lugar, y dejar pasar el juicio sobre ellos: “este pensamiento es horrible, no lo tolero”, etc. Aceptar que un pensamiento desagradable ha irrumpido en tu cabeza y detener la tendencia a juzgarlo como algo negativo, intolerable, etc. Eso es ACEPTAR, PERMITIR. Si cultivamos esta forma de ser mentalmente, estamos afrontando los aspectos que antes rechazábamos y que nos causaban infinito dolor.
Un ejemplo con las emociones
Otro ejemplo son las emociones negativas, tristeza, rabia, aburrimiento, ira, frustración… de entrada no las toleramos y tendemos a juzgarlas como “intolerables” e intentamos ignorarlas, escapar de ellas a toda costa, deseamos evitarlas y cuando aparecen intentamos negarlas a veces. El camino hacia la ACEPTACIÓN DE LAS EMOCIONES empieza por ser conscientes que las emociones negativas nos aportan información importante sobre lo que nos rodea y sobre qué debemos resolver. Intentar suprimirlas puede tener efectos negativos sobre nuestra salud y bienestar. No nos permite avanzar ni resolver nuestros problemas cuando surgen.
En definitiva,
“Una persona que mantiene una actitud positiva no niega necesariamente la realidad, ni las dificultades que esta pueda ofrecer. Simplemente se centra menos en el problema y más en la solución”.
De forma literal, por poderse se puede. Otra cuestión es que sea sano hacerlo, me explico: pensar que no me va a pasar nada malo aunque vaya a 200 km por hora por la carretera no es muy precavido. Pensar en positivo es constructivo cuando se ajusta a la situación que estoy viviendo. Eso sí, tener la esperanza de que con un tratamiento puedo curar una enfermedad es un paso para, por lo menos, intentarlo, las personas más optimistas en estudios longitudinales (a largo plazo) se ha demostrado que viven un 19% más de tiempo. Son datos de la Clínica Mayo de EEUU, así que merece la pena intentarlo.
COMO DESARROLLAR CONCIENCIA ESPIRITUAL
Con el patinete eléctrico
1- velocidad aconsejable 20 kms
2- aceleraciones suaves y progresivas, igual máxima comodidad y seguridad
3- ceder el paso a todos los peatones posibles en tú trayecto, igual a máximos actos de conciencia
4- agradece a los conductores que te ceden el paso, igual a educación espiritual
5- tu relajación y evolución será progresiva a más tiempo más actos de conciencia, igual a pura inteligencia.