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Si recogemos y analizamos las dificultades más habituales en la comunicación entre personas encontraremos, la mayoría se centran y giran alrededor del miedo a decir que no, hacer peticiones y recibir y hacer cumplidos, caricias y muestras de afecto.

Decir que no

Centrándonos en el primer caso: no saber decir que no conlleva muchas dificultades y problemas en el día a día. Si no sabemos decir que no podemos vernos haciendo horas extra, realizando el trabajo de un compañero que no nos corresponde, accediendo a peticiones que no deseamos hacer y luego sintiéndonos muy molestos por ello…etc.

No saber decir que no nos hace sentir preocupados en nuestras relaciones sociales, incluso a la defensiva, y podemos  caer en el extremo contrario también: la comunicación agresiva (cuando ya nuestro nivel de aguante emocional ha sido desbordado podemos reaccionar con ira y cólera, lo cual genera confusión en los demás que no comprenden nuestra reacción aparentemente “exagerada”).

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No saber decir que no conlleva muchos inconvenientes emocionales y dificulta tener una sana autoestima, puesto que no respetamos nuestros derechos y necesidades, accediendo siempre a los de los demás.

Ahora bien, ¿cómo aprender a decir que no?

Como  en toda modificación de conducta en psicología, primero es una cuestión de tomar conciencia de cuándo, cómo, dónde y con quién se manifiesta esta conducta.  Para ello podemos incluso utiliza un registro sencillo que nos ayude en esta toma de conciencia.

Un ejercicio de autoobservación de este tipo nos permite acotar el problema y ver qué forma tiene, por así decirlo. Quizás hay personas que les cuesta decir que no a personas desconocidas, otros más a amigos y conocidos, otros tienen dificultades en relación al trabajo… aunque es una habilidad que se mantiene en el tiempo y en los diferentes tipos de interacciones, puede presentar particularidades, en cada persona. Ser conscientes de ellas nos permite modificarlas al momento, cuestionarlas, etc.

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Muchas personas no saben decir que no puesto que no han aprendido los derechos básicos de la asertividad. Estos son derechos inapelables que tenemos todas las personas y su quebrantamiento nos producirá siempre una sensación de baja autoestima, inferioridad  (en el caso de no hagamos respetar nuestros derechos) y emociones de cólera, agresividad, sensaciones de prepotencia y hostilidad hacia otros en el caso de que no respetemos los de los demás, produciendo muchos problemas e nuestras relaciones.

Los derechos asertivos son:

  1. Derecho a ser tu propio juez:

Este derecho hace referencia a no permitir que otros se erijan en jueces de tus actos y manera de ser. Todas las personas tenemos derecho a juzgar por nosotros mismos nuestra propia conducta.

  1. El derecho a elegir si nos hacemos o no responsables de los problemas de los demás

Hay personas que se sienten obligadas a responder ante los problemas de los demás debido a creencias disfuncionales relacionadas por ejemplo con la bondad/maldad, etc. Si ese es tu caso, aprovecha para cuestionar esas ideas de culpabilidad, etc, pues estás en tu derecho si decides no preocuparte o responder obligatoriamente a los problemas que te plantean otras personas.

  1. El derecho a elegir si queremos dar explicaciones

Este también es un clásico en personas con baja autoestima e inseguridad,…sentir que deben presentar justificaciones por su forma de pensar, de decir, de hacer, de sentir, de ser…. Y desgasta mucho la autoestima cada vez que lo hacemos. Cuando sintamos que no nos apetece contar más allá de lo básico debemos legitimar esa emoción y no desafiarla y cruzar más allá, desobedecerla y esforzarse en explicar. El resultado si lo hacemos será un vacío interior. Has vulnerado tu propio derecho

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  1. El derecho a cambiar de opinión

Este es menos evidente en la vida cotidiana pero igualmente importante. A menudo podemos sentir que se nos exige mantener una opinión firme en todo y no es así. Tenemos derecho a haber cambiado de opinión respecto a nuestros sentimientos sobre alguien por ejemplo, nuestra postura frente a un tema , etc. Si este derecho lo reconocemos, nos sentiremos fantásticamente bien cuando tengamos que cambiar de opinión, defender una nueva postura o un cambio en nuestros sentimientos, porque sabemos que tenemos derecho a ello.

  1. El derecho a cometer errores

¿Quién no tiene miedo a cometer errores? Desgraciadamente en la escuela ya crecemos con una paradigma de triunfar, premiar los éxitos y condenar/castigar los fracasos, las dificultades ,etc. Ser consciente que tenemos derechos a equivocarnos es un verdad esencial. Si lo reconocemos, y nos permitimos cometer errores, ser imperfectos, etc, nos sentiremos mucho más satisfechos y con mejor autoestima, ya que los errores los consideraremos parte de la vida y no algo a aplastar y que no debería existir.

  1. El derecho a decir “no lo sé”

Este derecho también es muy común. Sentir la necesidad de saber dar respuesta a todo lo que se nos plantea puede llenarnos de estrés y vulnerar nuestro derecho a no saber, haciéndonos sentir con baja autoestima, etc. Si no sabemos cómo funcionan una aspiradora, por ejemplo, un cambio de una rueda, por poner ejemplos prácticos, aunque se aplicaría a muchísima variedad de casos, estamos en nuestro derecho de decirlo y de no saberlo. Nadie debe cuestionar eso.

  1. El derecho a no necesitar la aprobación de los demás

Sentirnos libres de no buscar ser comprendidos y amados por cualquier ser humano que se cruza en nuestra vida puede quitarnos gran parte de estrés emocional que cargamos por exigirnos ser vistos con buenos ojos por todo el mundo. Podemos decirnos algo así como: desearía, me gustaría, preferiría caer bien y gustar a todo el mundo pero si no es así no es catastrófico y terrible, puedo tolerarlo.

  1. El derecho a tomar decisiones ajenas a la lógica

¿Y si quiero mudarme a un lugar nuevo más alejado de mi trabajo aunque lo lógico sería buscar un sitio más cerca? Por ejemplo. Cuando tomamos una decisión sobre nuestra vida etc, podemos elegir optar por una opción que parezca menos lógica a ojos de los demás pero que para nosotros es la más adecuada.

  1. El derecho a no comprender las expectativas ajenas

No sentirnos obligados a comprender necesariamente a los demás, por el contrario, relajarnos y permitirnos no comprender expectativas de los demás puede resultar nos muy tranquilizador

10 . El derecho a no intentar alcanzar la perfección

Si constantemente en tu vida te sientes obligado/a  a ser la madre perfecta, la mujer perfecta, la trabajadora perfecta, a tener emociones y pensamientos agradables y siempre buenos, etc, es porque estás dejándote llevar por el perfeccionismo. Pero tenemos derecho a no necesitar alcanzar la perfección que se sugiere a veces des de los medios de comunicación (en el caso del aspecto físico o emocional: Mr.Wonderful, modelos y cánones de belleza de delgadez y esbeltez, etc).

En conclusión,

Estos 10 derechos nos pertenecen a todos las personas. Respetarlos en uno mismo y en los demás es asertividad o lo que es lo mismo: la forma de comunicación óptima entre seres humanos (equilibrio entre brillar uno mismo y hacer brillar a los demás, sin preponderar uno sobre otro).

Realiza un ejercicio de reflexión sobre estos derechos intentando observar en ti cómo se manifiestan y tratando de cuestionar la creencia que te impide defender tus derechos o los de los demás.

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