Existen diferentes variables recogidas des de la psicología para determinar o conocer si una persona es bueno/a en la cama. En primer lugar, ¿qué entendemos por ello? con ser bueno/a en la cama nos referimos a la capacidad de dar y recibir placer sexual de forma satisfactoria.
Las variables que pueden predecir la sexualidad:
Por un lado, las creencias sobre el sexo. Esta variable desempeña un importante papel. Digamos que si en tu interior albergas actitudes (conjunto de creencias) disfuncionales o negativas sobre el sexo y la sexualidad bloquearás o sabotearás tu disfrute, espontaneidad y autenticidad en el sexo. Algunas de estas actitudes pueden ser: vergüenza por mostrar tu disfrute en el sexo, mi amante debería saber lo que quiero sin que se lo pida, si no se llega al orgasmo el sexo no es satisfactorio, etc. Hay miles y miles de creencias que pueden hacernos daño y que debemos cuestionar y someter a prueba para comprobar si son útiles para nosotros mismos, o bien nos causan sufrimiento, constatar si son ciertas…etc.
Otra variable que juega un papel importante es la autoestima y autoconocimiento: si una persona ha explorado su cuerpo y lo más importante: ha disfrutado explorándolo (sin creencias limitantes de ideas de culpabilidad por ejemplo) podrá transmitir ese conocimiento a su amante, dirigir y guiarle a la hora de recibir placer.
Si una persona se siente merecedora de caricias, respeto, placer, elogios, etc, (tanto a nivel físico como psicológico, lo cual incluyen complejos físicos, inseguridades sobre la propia valía, etc) también podrá ver aumentado y potenciado el placer en el sexo (a solas y en pareja) y le permitirá gozar de sensaciones de euforia y alegría.
Otros aspectos que influyen son:
- estar abiertos a las sugerencias y solicitudes (actitud de curiosidad y conocimiento de gustos y necesidades de otra persona)
- cultivar la atracción y el deseo por probar cosas nuevas, promover la curiosidad y la creatividad
- Hablar sin tabúes sobre nuestros deseos y preferencias y aceptar y respetar los del otro
- Aceptar que la sexualidad es algo que se practica y se va aprendiendo (movimientos, claves, …) y además lo que podemos aprender y nos funciona con una persona puede no funcionar con otra persona (esto ocurre también con uno mismo! Los gustos y formas de darse placer pueden evolucionar, explorarse nuevas, cambiarse algunas…etc). Por ende, hay que cultivar un espíritu de interés en conocer cómo es el otro y qué particularidades tiene sobre el sexo.
Es importante también el sentido del humor –entendido sanamente, quedaría fuera el tipo de sentido del humor satírico, burlón, crítico, etc- ya que éste permite que aflojemos ciertas situaciones en que nos sentimos incómodos (vergüenza, etc) y además alimenta una buena comunicación y fomenta la intimidad emocional y sexual.
También se necesita de relajación y concentración. Por ende, las prácticas de meditación, actividades deportivas, etc que nos ayudan a controlar la mente pueden convertirnos en mejores amantes y seductores.
En resumen,
Podríamos concluir que la sexualidad es un tipo de inteligencia en la que convergen la inteligencia intrapersonal (conocimiento de uno mismo y manejo de las emociones propias), inteligencia interpersonal (habilidad para relacionarse con los demás de forma efectiva), inteligencia corporal (flexibilidad, resistencia, conocimiento del cuerpo, etc.), entre otras. De forma que en la sexualidad se pueden observar cómo nos encontramos en relación con nuestra evolución personal.
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