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De un tiempo a esta parte el término dependencia emocional se está dando más y más a conocer. Es cada vez menos desconocido, pero no por ello significa necesariamente que ya lo comprendamos. Es un problema que hasta ahora no se había identificado como tal, y que acarrea muchas implicaciones para la vida de la persona y su psicología.

Para empezar sí que de entrada podemos relacionar dependencia emocional con autoestima y con apego. A partir de aquí podemos profundizar en diversas capas: origen, manifestaciones, factores de predisposición, factores de mantenimiento, consecuencias,…

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  • La dependencia emocional se desarrolla en ambos géneros, aunque por factor de socialización (rol de género, etc) parece ser más frecuente en mujeres que en hombres.
  • Se vincula a la autoestima, la seguridad en uno mismo/a y el amor propio
  • Suele originarse en la infancia: modelos educativos sobreprotectores, ausentes o poco afectivos predisponen a ello
  • Es una gran fuente de sufrimiento y desasosiego

Cuando las personas con dependencia emocional conocen a alguien se ilusionan rápidamente, destacan y exacerban en exceso sus virtudes y minimizan sus defectos y rasgos más insoportables (¡incluso aunque sepan que no los pueden soportar!). Es como si se hicieran ciegos a propósito , no es que carezcan a discernimiento, sí que detectan valores, actitudes, rasgos del carácter del otro que no van acordes con ellos y que no desean en una pareja , incluso pueden no simpatizar con la persona en absoluto, pero todo ese juicio que forma parte de un análisis lógico, legítimo y natural que nos ayuda a acercarnos a personas afines y a lo que nos resulta positivo y nos nutre se silencia, no se escucha, no se quiere ver la realidad (que, en muchas ocasiones, te grita fuertemente: “¡esta persona no te gusta!”).

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VIENE EL QUID DE LA CUESTIÓN AHORA….

¿POR QUÉ NO ESCUCHAMOS ESTE JUICIO LÓGICO?

  • Creencias, estilo afectivo, normas y expectativas

En cada persona intervienen diferentes espectros psíquicos que interaccionan para tomar la decisión concreta de iniciar una relación de pareja con una persona que no nos conviene y que no nos gusta. En este sentido la dependencia emocional se manifiesta de forma idiosincrática en cada persona.

Creencias, normas, expectativas: por ejemplo la idea de que la persona que te ama te hará sufrir, que el amor es para siempre, que polos opuestos se atraen, que el amor es una simbiosis (una fusión de dos personas en una), -todo ello se remonta al movimiento artístico del Romanticismo del siglo XIX que enfatizaba la expresión de la emoción y de la vivencia amorosa con ardor, frenesí y entrega total-. Todo ello son creencias irracionales o disfuncionales ya que nos impiden relacionarnos de un modo sereno y maduro con otra persona y nos hacen sufrir creyéndonos erróneamente que amar es sufrir por otro, desvivirse y dejar de ser una persona libre e independiente.

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También hay personas que no saben negarse o que les sabe mal herir los sentimientos de otro mostrando su verdadera opinión: que no les gusta o les atrae. Estas personas pueden preferir incluso auto-engañarse para no admitir que la persona que se ha interesado por ellas no es de su agrado, no les encaja como pareja.

Estilo afectivo: personas que desarrollaron en la infancia un estilo afectivo de apego, en que situaron sus necesidades afectivas en el exterior, en lugar de su interior (fuente de estima son la propia valoración y satisfacción con las capacidades, habilidades y rasgos que poseemos). No desarrollaron AUTONOMÍA EMOCIONAL.

Si en la infancia aprendimos a valorar todo ello, eso es una protección para la dependencia emocional ya que te convierte en una persona con una alta autoestima. Si por el contrario, aprendiste a valorarte a partir de los comentarios del exterior, a depender de recibir el afecto del exterior, etc, es muy probable que desarrolles dependencia emocional de adulto/a.

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La clave para la libertad emocional radica en CONOCERSE UNO MISMO (en lugar de conocerse sólo por lo que los demás te dicen de ti mismo/a, conocerse a partir de la propia reflexión y autoobservación, estableciendo un criterio propio sobre cómo eres), y VALORARTE Y AUTOAPOYARTE (trabajar para animarte cuando estás decaído, en lugar de fustigarte –lo cual es típico en personas perfeccionistas, rasgo también relacionado con baja autoestima-, también saber premiarte por tus logros y por tu esfuerzo,… ser ecuánime, no juzgarse severamente, tener comprensión por uno mismo, e incluso darse caricias (abrazos, besos, masajes…).

La baja autoestima es común a las personas con dependencia emocional. Si yo no siento que tenga valía, no veo nada bueno en mí, no me acepto con mis luces y mis sombras, etc, ¿ cómo voy a relacionarme con una pareja ¿¿ pues como si estuviera regalándome su atención y su afecto. Se vivirá como si la otra persona se dignara a prestarte atención.

Por tanto, uno de los pilares fundamentales a reforzar cuando se trabaja en terapia este tema es la autoestima. Si mi auto-estima mejora, puedo elegir qué tipo de persona quiero que me acompañe en el camino de la vida, qué valores necesito que tenga (similares a los míos) etc, y no titubearé si encuentro una persona que observo con certeza que no comparte mis valores, mis inquietudes, mis gustos,…y que no me trata con delicadeza o consideración; no titubearé en sacarla de mi vida de inmediato.

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En lugar de esto, las relaciones que establecen las personas con dependencia emocional suelen iniciarse cuando el otro se interesa por ellas o ellos! Antes le hubieras preguntado: ¿Esta persona te gusta? Y te hubiera respondido que no, pero en cuanto al otro/a le comenzó a dar signos de interesarse por él/ella ya eso pudo ser el inicio de la relación de pareja.

¿Necesitas ayuda?

Si crees que puedes estar sufriendo dependencia emocional, lo primero es observarlo, tomar conciencia. La primera persona que sufre eres tú, así que no te sientas mal por hacer daño al otro al cuestionar tu relación. Segundo paso: toma medidas. Y si crees que requieres ayuda profesional, puedes contactar conmigo a través del formulario de contacto y podremos encarar el tema.

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