- Leer algunos libros de autoayuda que abordan el tema de las fobias de una forma amena y didáctica nos conferirán una mayor comprensión del problema
- Practicar relajación, yoga, y/o ejercicio físico para disminuir el nivel basal de ansiedad
- Ejercicios de expresividad:
- leer en voz alta el periódico empleando un tono de voz elevado y que tenga contenido emocional
- grabar un breve ejercicio de 10 minutos aprox. (en una frecuencia de 5 veces a la semana) en el que expliquemos -como si estuviéramos en un grupo de personas, una situación social- una noticia que hemos visto en televisión o escuchado en la radio, o una idea que hemos pensado. El tema ha de variar cada vez. Cuánto más exageremos el tono mostrando disgusto, goce, admiración, broma, etc. más eficaz será el ejercicio. No olvidemos al final añadir nuestra opinión sobre el asunto que hayamos compartido. Tener en cuenta a medida que cojamos práctica aumentar la longitud de las frases.
- Preparar el terreno conversando en primer lugar en situaciones más fáciles (amigos de confianza, familia, vecinos…) probando a introducir elementos que impliquen humor, opiniones personales y atrevidas
- Procurar asistir a las reuniones de vecinos o de trabajo, eventos sociales, etc. aunque nuestra participación al principio sea un poco más reservada, pero consiguiendo al menos familiarizarnos más con la situación grupal
- Elaborar un plan de EXPOSICIÓN gradual a las distintas situaciones sociales que nos asustan o incomodan intentando hacer progresos aunque sean modestos pero continuadamente.
- Eliminar las conductas anticipatorias que producen mucha ansiedad al imaginar las situaciones agobiantes, etc. En lugar de eso, no permitamos anticipar situaciones de futuro que aún no se han producido. Si tenemos que pasar por una situación temida, por ejemplo una exposición ora, es preferible intentar no sufrir hasta el momento en el que comience la tarea
- Acercarse a los ámbitos de interés humanos que establecen la base de las inquietudes por las que las personas nos unimos por amistad (preocupaciones sociales, conocer la música actual, el deporte o las modas, ….) para tener algo que aportar a las conversaciones más fácilmente
- Preocuparse por aprender lo que la mayoría sabe (por ejemplo, hacer una barbacoa, bailar, saber los procedimientos administrativos, saber actuar en un restaurante, etc.)
- Mostrar nuestra personalidad propia (gustos, ideas propias y conocidas por los miembros del grupo, unos intereses propios, etc.) que puedan que puedan suministrarnos la incorporación a los grupos
- A la hora de hablar en público no observar con lupa nuestras sensaciones físicas de malestar sino mirar a los ojos de los interlocutores, y mirándolos sin esquivar la mirada, comenzar a hablar LENTO en vez de rápido como si quisiéramos “salir rápido” del apuro
- Expresar nuestras preferencias libremente, tales como sentarnos en el sitio de la mesa que más nos apetece y al lado de la persona que nos cae mejor o en el medio (en lugar de sentarnos en la punta y junto a la persona que menos nos agrada).
- Si notamos que la voz nos tiembla, en lugar de detenernos, proseguir hasta que el efecto desaparezca, haciendo que el temblor inicial quede olvidado por un resultado aceptable o por el simple deseo de expresarse
- No exigirse a uno mismo el imperativo de demostrar ser inteligentes para los demás. En lugar de RENDIR debemos cambiar el objetivo a PARTICIPAR
- Algunos fóbicos sociales han empleado técnicas de INUNDACIÓN como trabajar de cara al público, o presentarse voluntarios en una asociación para obligarse así a superar los problemas de una vez. Este método de atajar de raíz no siempre funciona y puede ser una acción que sobrepase muestras verdaderas fuerzas
- Si nos sentimos preparados porque hemos avanzado en los puntos anteriores entonces sí que podemos a llevar a cabo alguna actividad de exposición, como apuntarnos a una asociación, un curso de expresión corporal, un taller de habilidades sociales o aceptar un trabajo que sabemos que será un reto
- Es muy positivo para superar el miedo de raíz, reflexionar sobre lo que existe realmente de peligroso en lo que nos asusta (miedo al rechazo, a que no nos aprecien o a no resultar interesantes y dignos de amor, miedos que probablemente proceden de algunos factores de nuestra educación mal aprendidos -o enseñados-.
¿Y si no puedo resolver mi fobia social solo/a?
Acudir a un profesional suele ser la opción más adecuada. Existen diferentes tipos de terapia que han demostrado su eficacia y su éxito para resolver el problema de la fobia social, tratándose de un problema clínico relativamente fácil de resolver, comparado con otros trastornos mentales mayores.
Si deseas comenzar una terapia psicológica para resolver tu problema, puedes contactar a través del formulario de contacto o vía telefónica.
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