Inteligencias múltiples: cómo identificarlas (para uno mismo y en el aula)
En este artículo me gustaría presentar una descripción de las inteligencias múltiples de Gardner, cuya presentación comenté en el post anterior.
Los 9 tipos de inteligencia son: espacial, lógico-matemática, verbal, corporal-kinestésica, musical, naturalista, interpersonal, intrapersonal y espiritual.
Inteligencias múltiples: 9 tipos
Inteligencia musical:
Los niños prodigio (el caso de Mozart es un ejemplo paradigmático de inteligencia musical) evidencien el vínculo biológico (innato) que existe con cada tipo de inteligencia, ya que estos niños demuestran su interés y atracción por la música antes de dedicarse a aprender la disciplina musical, es decir, muy precozment en su desarrollo.
Numerosas investigaciones arrojan luz sobre la inteligencia musical demostrando que ciertas partes del cerebro situadas en el hemisferio derecho están muy relacionadas con la percepción y la producción musical. (Un ejemplo de la independencia de la inteligencia musical son las personas autistas, las cuales muestran un extraordinario desarrollo de talentos artísticos: música, dibujo…pero no pueden comunicarse oralmente con claridad –función ejecutada por el hemisferio izquierdo).
En definitiva, la inteligencia musical es la capacidad para percibir, discriminar, transformar y expresar las formas musicales. Incluye la sensibilidad al ritmo, al tono y al timbre.
Los ejemplos más representativos son compositores, directores de orquesta, críticos musicales, músicos, luthiers y oientes sensibles, entre otros.
Los niños y niñas expresan esta inteligencia cuando se sienten atraídos por los sonidos de la naturaleza y por todo tipo de melodías. Gozan siguiendo el compás con su pie, golpeando o moviendo algún objeto rítmicamente.
Inteligencia corporal-cinestésica:
Capacidad de utilizar todo el cuerpo en la expresión de ideas y sentimientos, y la facilidad en el uso de las manos para transformar elementos. Incluye habilidades de coordinación, destreza, equilibrio, flexibilidad, fuerza y velocidad y también la capacidad cinestésica y la percepción de medidas y volúmenes. Se manifesta en atletas, bailarines, cirujanos, artesanos, etcétera.
Se puede observar en los niños y niñas que destacan en actividades deportivas, danza, expresión corporal y/o en trabajos de construcciones utilizando diversos materiales concretos. También en aquellos niños hábiles en la ejecución de instrumentos.
El control del movimiento corporal se localiza en la corteza motora y cada hemisferio controla los movimientos corporales del lado opuesto del cuerpo (corteza motora hemisferio derecho controla partes del cuerpo del lado opuesto)[1].
[1] Martínez-Otero Pérez, V. (2007). La inteligencia afectiva. Teoría, práctica y programa. Madrid: Editorial CCS.
Inteligencia lógico-matemática:
Los individuos dotados de esta inteligencia resuelven los problemas extraordinariamente rápido, operan con muchas variables a la vez y crean numerosas hipótesis.
- La naturaleza de esta inteligencia no es verbal, ya que puede construirse la solución del problema antes de que esta sea articulada. El proceso de solución del problema puede ser totalmente invisible, incluso para la propia persona que ha resuelto el problema. Pero esto no significa que no lo puedan desgranar a posteriori los pasos que les han conducido a la resolución.
En conclusión, la inteligencia lógico-matemática es la capacidad para utilizar los números de manera efectiva y de razonar adecuadamente. Incluso la sensibilidad a los esquemas y relaciones lógicas, las afirmaciones, las funciones y otras abstracciones relacionadas.
Un alto nivel de esta inteligencia se observa en científicos, matemáticos, ingenieros, entre otros.
Los niños y niñas que la desarrollan analizan con facilidad planteamientos y problemas. Se acercan a los cálculos numéricos y estadísticas con entusiasmo[1].
[1] Martínez-Otero Pérez, V. (2007). La inteligencia afectiva. Teoría, práctica y programa. Madrid: Editorial CCS.
Inteligencia lingüística:
Es la capacidad para utilizar palabras de manera efectiva, en forma oral o escrita. Incluye la habilidad en el uso de la sintaxis, la fonética, la semántica, y los usos pragmáticos del lenguaje (retórica, mnemónica, explicación y metalenguaje).
Elevados niveles en esta inteligencia se observan en escritores, poetas, periodistas y oradores, entre otros.
Se observa en niños y niñas que les encanta elaborar historias, leer, jugar con rimas y en los que aprenden con facilidad otros idiomas.
La inteligencia lingüística demuestra que la inteligencia puede operar independientemente del canal de salida (oral/escrito) y de la modalidad de estímulo (personas sordas presentan un desarrollo similar a las personas no sordas, a pesar de utilizar un código de comunicación gestual).
Inteligencia espacial:
Es la capacidad de pensar en tres dimensiones. Permite percibir imágenes externas e internas, recrearlas, transformarlas o modificarlas, recorrer el espacio o hacer que los objetos lo recorran, y producir o descodificar información gráfica.
Oficios que precisan inteligencia espacial son: pilotos, escultores, pintores, arquitectos, etcètera.
Se observa en niños y niñas que estudian mejor con gráficos, esquemas, cuadros. Les gusta elaborar mapas conceptuales y mentales. Entienden muy bien los planos y esquemas[1].
[1] Martínez-Otero Pérez, V. (2007). La inteligencia afectiva. Teoría, práctica y programa. Madrid: Editorial CCS.
Inteligencia interpersonal:
Capacidad para entender a los demás e interactuar eficazmente con ellos. Incluye la sensibilidad a expresiones faciales, la voz, los gestos y posturas y la habilidad para responder.
Capacidad para sentir distinciones entre las personas: contrastes en los estados de ánimo, temperamentos, motivaciones e intenciones. En formas más avanzadas, esta inteligencia permite a un adulto hábil leer las intenciones y deseos de los demás, aunque se hayan escondido.
Esta inteligencia se encuentra en políticos, profesores, actores, buenos vendedores, maestros, terapeutas y padres.
Los indicios aportados por la investigación cerebral sugieren que los lóbulos frontales desarrollan un papel importante en el conocimiento interpersonal.
Los niños y niñas adquieren esta inteligencia ( y se puede apreciar quién está dotado de ella) trabajando en grupo, en que son convincentes en sus negociaciones con los padres y en que entienden al compañero[2].
[1] Martínez-Otero Pérez, V. (2007). La inteligencia afectiva. Teoría, práctica y programa. Madrid: Editorial CCS.
[2] Idem
Inteligencia intrapersonal:
Capacidad peara construir una percepción precisa respecto a uno mismo, de organizar y dirigir la propia vida. Incluye la autodisciplina, la autocomprensión y la autoestima. Se encuentra muy desarrollada en filósofos, psicólogos, etcétera.
Los niños y niñas dotados especialmente de esta inteligencia muestran actitudes reflexivas, razonamientos muy elaborados, y suelen ser consejeros de sus padres.
La inteligencia interpersonal permite comprender y trabajar con los demás, y la inteligencia intrapersonal permite comprenderse y trabajar con uno mismo/a[1].
[1] Martínez-Otero Pérez, V. (2007). La inteligencia afectiva. Teoría, práctica y programa. Madrid: Editorial CCS.
Inteligencia naturalista:
Capacidad para distinguir, clasificar y utilizar elementos del medio ambiente, objetos, animales o plantas. Incluye habilidades de observación, experimentación y reflexión del entorno.
La posseen en alto grado las personas de campo, botánicos, cazadores, ecologistas, paisajistas, etcétera.
Se observa en niños y niñas que quieren a los animales, las plantas; que reconocen y les atrae investigar características del mundo natural.
Inteligencia espiritual:
Inquietud por las cuestiones “esenciales”. Capacidad de situarse uno mismo en relación con las facetas más extremas del cosmos y de situarse en relación con determinadas características existenciales de la condición humana, como el significado de la vida y la muerte, el destino final del mundo físico y el mundo psicológico, y ciertas experiencias como sentir un profundo amor o quedarse absorto ante una obra de arte. Se supone que los líderes religiosos, entre otras personas, han de poseer elevada inteligencia espiritual[1].
[1] Martínez-Otero Pérez, V. (2007). La inteligencia afectiva. Teoría, práctica y programa. Madrid: Editorial CCS.
Todas ellas son inteligencias porque describen formas de solucionar problemas que son significativos para el individuo y para la especie.
Argumentos a favor de las inteligencias múltiples:
- Solución al problema del fracaso escolar. En los programas de enseñanza de nuestro país predominan la educación en inteligencias lingüística y matemática (inteligencias académicas tradicionales) y no tiene en cuenta las otras posibilidades de conocimiento y talentos del alumado.
- La teoría de las IM puede someterse a un contraste de tipo empírico
- Se aleja de la ortodoxia de la inteligencia única (Coeficiente Intelectual)
- Pretende superar los instrumentos estandardizados de preguntas cortas por demostraciones de la vida real o simulaciones virtuales
- Pone de relieve la variabilidad interpersonal del aula
- Facilita a los alumnos la oportunidad de conocer su verdadero perfil intelectual, sus fortalezas y debilidades y cómo potenciarlas en el futuro
Argumentos en contra de la teoría de las inteligencias múltiples:
- Demasiado flexible (acepta actividades artísticas como inteligencias). Elevar a la categoría de inteligencia lo que otros psicólogos han denominado habilidad, capacidad o aptitud.
- La teoría es resultado de una intuición y no de fundamentación rigurosa de la investigación empírica. Se le acusa que no existe aún una batería de tests para identificar y medir las diferentes inteligencias.
Pero Gardner nunca ha resuelto elaborar un test de inteligencias múltiples ya que, según su punto de vista, en la práctica conducen a la estigmatización y al etiquetado.
La dotación genética ejerce un pequeño papel en las inteligencias múltiples, pero el ambiente actúa como modelador de las inteligencias, favoreciendo el desarrollo de algunas de ellas a lo largo del ciclo vital de los individuos.
Antiguamente, un resultado negativo en un test de inteligencia tradicional se asociaba con una condena al fracaso, pero la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner superó esta concepción.
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