En qué te beneficia la meditación
La meditación:
- Es muy didáctica para los occidentales porque nos ayuda a renunciar a las expectativas de obtener las cosas de forma inmediata
- Nos ayuda a tolerar las sesiones de meditación difíciles o que nos parecen “defectuosas” porque no han sido perfectas. Es decir, aumenta nuestra tolerancia a la imperfección y los fracasos de nuestra vida en general
Pero lo cierto es que podemos obtener muchos beneficios de la meditación a corto, medio y largo plazo, aunque no hay que perder de vista que se trata de un trabajo, como hacer deporte, es algo que no podemos dejar o perdemos lo que hayamos avanzado.
La meditación:
Nos ayuda a comprender la naturaleza del pensamiento. En realidad no pensamos, nuestra mente fabrica pensamientos que elegimos y seleccionamos o que bien se imponen a nosotros. No tenemos más margen que el de soportar y elegir. La fabricación se nos escapa, no llegamos más que a observar el resultado final del trabajo de conexiones de nuestro subconsciente que aparece en nuestra conciencia.
Meditar nos vuelve conscientes de esto. Nuestro cerebro es como un grifo de pensamientos abierto sin cesar para bien y para no tan bien. Meditar nos ayuda, pues, a elegir mejor, a soltar lastre; todos los pensamientos que antes nos arrollaban y ponían de mal humor, ahora no aparecen siquiera a la conciencia porque nuestra mente no los fabrica o aparecen pero se esfuman porque no captan nuestra atención.
Así pues, sufrimos menos en el raudal de pensamientos.
Cuanto más regular es la práctica de la meditación menos tendencia hay a cavilar/rumiar.
La MEDITACIÓN:
- Enriquece las emociones y ayuda a su regulación. La meditación nos ayuda a ser conscientes de las emociones, a comprender mejor su reación con nuestras snesaciones físicas.
- La práctica de la conciencia plena nos ayuda a tomar decisiones, pues mejora el discernimiento de los “marcadores somáticos“: que son esas pequeñas sensaciones corporales que configuran el origen de la intuición.
- La meditación, al facilitar estados cerebrales de síntesis, potencia también los procesos de resolución de problemas, conscientes e inconscientes: esos mecanismos en los que, tras reflexionar tranquilamente sobre una cuestión, la respuesta nos llega poco después.
Permite desarrollar capacidades de concentración para trabajar o reflexionar. Nos permite aportar más creatividad, a través de menor autocensura. Nos ayuda a reflexionar, a dejar abiertas las grandes puertas y ventanas de la mente, acogiéndolo todo antes de decidir.
La meditación es correlativa al bienestar, todo aquel que la practica experimenta un aumento de las emociones positivas (alegría, optimismo, solidaridad, compasión…) a corto, medio y largo plazo y un descenso de las negativas.
La meditación también favorece los procesos naturales de recuperación y digestión de nuestro malestar: cuando estamos atormentados, sentarnos, cerrar los ojos y entregarnos a la conciencia plena del momento presente.
También desarrollamos un cambio de actitud y de creencias porque desarrollamos apertura fruto de la curiosidad y la aceptación de lo que sucede momento a momento en nosotros y a nuestro alrededor.
La meditación promueve mayor tolerancia hacia los demás, simplemente nuestro subconsciente ya no fabrica pensamientos de diferenciación y resentimiento hacia los demás sino una mente más ampliada para comprender sus motivaciones y sentirnos cercanos y similares (pues la esencia de todo lo que hacemos es la búsqueda de la felicidad).
Un estudio mostró por ejemplo que una forma particular de psicoterapia basada en la aceptación y la conciencia plena permite una mejor reparación de los prejuicios (los cuales nos alejan de los demás y pocas veces se ajustan a la realidad).
La meditación ayuda a disfrutar de la existencia.
La meditación ayuda a disfrutar de la existencia. No sólo porque, en primer lugar, nos permite no ahogarnos en cavilaciones o rumiaciones (monólogo interno obesivo y negativo) que identificamos con mayor rapidez, sino que también nos ayuda a disfrutar de los buenos momentos, que los vivimos profundamente presentes.
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