Escritura terapéutica
En clave de emociones
Pocos de nosotros somos capaces de sentirnos bien teniendo temas emocionales “por ordenar”.
Los estudios que comparan el hecho de hablar, escribir o simplemente reflexionar sobre experiencias de vida dolorosas demuestran claramente que la escritura y el debate sientan mucho mejor que la reflexión solitaria. ¿Por qué? porque la reflexión deriva fácilmente hacia las cavilaciones (-rumiaciones negativas que nos mantienen sin hacer nada y acumulando tensión-). Es más dificil ponerse a cavilar por escrito, lo absurdo y tóxico del mecanismo se harían evidentes.
El gran valor del escrito solitario es que nos obliga a ir hasta el límite de nuestro pensamiento y sentimiento.
Escritura Emocional y Depresión
Se dice que en la depresión, cuanto más comienzan a aparecer en los escritos “conectores” de causalidad o temporalidad (como: “por eso”, “así”, “pues”,”y entonces”...etc) y palabras vinculadas a la introspección (como: “he entendido que […]”, “me he dado cuenta que […]”), más refleja todo ello un progreso terapéutico y augura aún más progresos futuros. (Son indicadores de sentimientos de coherencia y autocomprensión reencontrados).
Estudios sobre Escritura Emocional
En los estudios que se han hecho sobre el tema de la escritura emocional terapéutica, las personas que ya cuentan una historia congruente, lógica y bien ensamblada de sus experiencias vitales y emocionales se benefician menos del trabajo de escritura que aquellas cuya comprensión de sus estados de ánimo al principio no es tan perfecta.
Lo que importa de la escritura emocional es el proceso de ensamblaje y comprensión.
Si para una persona todo está claro des del principio, pero los síntomas de su sufrimiento persisten, podría deducirse que el relato que se cuenta esa persona de sí misma y su vida reposa más en una barrera de protección mental que en una auténtica introspección.
La introspección es necesaria para mejorar, y no el recitado de sus convicciones.
¡Los estados emocionales “negativos” no son negativos!
- Indicación importante: al escribir los propios estados d ánimo lo hacemos sin querer solucionarlos a toda costa de forma frenética (¿”por qué los tengo?”, ¿”cómo los hago que desaparezcan?”). Lo opuesto a las cavilaciones/rumiaciones no es el arrebato, el ímpetu, ni la rápidez para actuar, sino la reflexión lúcida y calmada
Primero hay que escribir, exponer los hechos comprendiendo lo sucedido, el impacto que tendrán en nosotros, siendo preciso y sincero, sin maquillar ni enmascarar la verdad de nuestros sentimientos.
2 Cuestiones a la Hora de Escribir
Dos CUESTIONES A LA HORA DE ESCRIBIR: debe ser “EXPERIENCIAL” (describir momento a momento cómo te sentiste durante y después de la situación) y “COMPRENSIVO” (describir por qué te sentiste así).
Los estudios también han descubierto cuáles son las personas que más se benefician de la escritura de sí mismo/a. Como suele ocurrir en psicología, son las que parten de mínimos. Es el “efecto nivel mínimo“: cuanto peor está la persona al comienzo de un tratamiento dado, más alto será el % de mejoría.
Entonces, en este caso, suele tratarse de personas que normalmente no expresaban sus estados de ánimo y a las que no les gustaban demasiado ni reconocerlos ni darse cuenta de ellos. Sobre todo hombres (respecto a mujeres), Sobre todo personas con alexitimia, es decir, las personas poco dotadas para identificar y comprender sus emociones.
El esfuerzo de escribir nos libera del pensamiento obsesivo, rumiativo (cavilaciones).
Para Meister Eckart, dominico y místico medieval (s. XIV), el despertar espiritual se dividía en dos etapas: “estar entre las cosas y junto a las gentes” y después: “convertir todas las cosas en una bendición”. El trabajo con las emociones y los estados de ánimo nos ayuda a progresar hacia ello.
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