¿Es la dislexia una enfermedad? ¿Qué señales manifiestan personas con dislexia? ¿Qué puede ayudar a atender este problema en el contexto escolar?
Nuestro sistema educativo abusa del aprendizaje basado en lectoescritura, justo la forma de aprender en que los disléxicos presentan dificultades. La dislexia requiere de una atención y adecuación del sistema educativo para ampliar las vías y métodos de enseñanza que incluyan otros canales y recursos.
Se estima que la dislexia afecta a 700 millones de personas en el mundo, entre 5 y 15% de la población. La dislexia se define como un trastorno de aprendizaje específico de origen neurobiológico. Concretamente presentan conexiones débiles entre las estructuras encargadas de la codificación de las representaciones fonológicas y las estructuras encargadas de acceder a ellas. Las personas disléxicas construyen bien la representación fonema-grafema, pero tienen disminuida la capacidad de acceder a esa información a partir del signo externo.
“Este trastorno altera el rendimiento escolar, aunque el alumno sea muy inteligente o muy creativo”.
La condición arbitraria del lenguaje, es decir, la asignación de un sonido a una grafía de forma arbitraria, supone una ardua tarea de aprendizaje en todos los niños, pero especialmente dificultoso resulta para los niños con dislexia.
Para los disléxicos, la velocidad de procesamiento es lenta para leer y escribir, presentan poca precisión y fluidez en el reconocimiento de palabras, dificultad en el deletreo, falta de atención, lectura inexacta, inferencias en la lectura… También suelen tener cierta debilidad en la memoria a corto plazo, especialmente en la memoria serial y secuencial y la codificación auditivo-verbal, por eso aprenden a usar más los códigos de acceso visual.
En los años de escolarización estos niños suelen sufrir estrés constante por sentirse incapaces de tener éxito en tareas académicas, y sentirse tontos por no poder hacer lo mismo que el resto. Se les tacha injustamente de vagos o de no tener interés. Por ello el primer paso para el abordaje de este trastorno es la COMPRENSIÓN por parte de padres, profesores, compañeros…el apoyo emocional es fundamental. Tomar conciencia de que la inteligencia no es la causa de la dislexia, sino una disfunción en una red neuronal, asumir las dificultades que provoca esta alteración neurobiológica y apreciar los esfuerzos que realice la persona en lecto-escritura, matemáticas, etc.
Los signos de dislexia no son difíciles de detectar, pero los padres y profesores deben estar atentos a las señales: si el niño presenta dificultades para entender y seguir instrucciones, si le cuesta recordar lo que alguien le acaba de decir, si escribe las palabras, letras o números al revés, si le falta coordinación al caminar, hacer deporte o realizar actividades sencillas, como sujetar un lápiz, si confunde el concepto de tiempo “ ayer”, “hoy” y “mañana”. Esto podría indicar la presencia de un problema de aprendizaje pero para realizar un diagnóstico fidedigno debe acudirse a un especialista, psicólogo.
Existen múltiples intervenciones para la dislexia, pero lo más importante es el diagnóstico precoz para aplicarlas cuanto antes. Una medida que se ha mostrado eficaz para niños con dislexia es compartir con otros niños con el mismo trastorno, ya que les ayuda a adquirir más seguridad en ellos mismos y a no sentirse tan diferentes.
La dislexia requiere en la escuela una adaptación curricular, unos ajustes en el modo de enseñar. Se recomienda por ejemplo que no se obligue a aprender todo por escrito, que se pueda examinar de forma oral en algunas materias, que también el material de lectura seleccionado sea interesante y estimulante para la persona disléxica, o que pueda usar la calculadora en matemáticas. Con esfuerzo, se pueden conseguir muchos avances para que su lectura sea exacta, veloz y luego comprendan todo.
La dislexia es una dificultad que se puede superar y quien la sufre puede llevar una vida normal, no le impide por ejemplo realizar estudios universitarios, incluso con notas brillantes, sobre todo en estudios técnicos y científicos. De hecho, hay multitud de personajes célebres disléxicos que lograron desarrollar su potencial y dejar huella en la historia, y es que los disléxicos suelen poseer habilidades excepcionales y estar dotados de una gran sensibilidad y creatividad. Personajes como Walt Disney, Agatha Christie, Charles Dickens, Julio Verne, actores como Jack Nicholson, Anthony Hopkins, artistas como John Lennon, Mozart, Michelangelo, científicos como Einstein, Leonardo Da Vinci…y muchos más.
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